Siembra de trigo

Los cereales son un conjunto de plantas monocotiledóneas, que pertenecen al orden Glumifloras a la familia de las Poáceas (antes Gramíneas) a excepción del trigo sarraceno, que pertenece a la familia de las Poligonáceas y por tanto no es un cereal. En esta entrada os contaremos trucos para la siembra del trigo en concreto.

El trigo es el cereal de invierno más cultivado en el mundo. Su origen está ligado a civilizaciones antiguas del Próximo Oriente, conocido y utilizado desde el neolítico en el inicio de la agricultura. El que se cultiva en la actualidad procede de diferentes especies del género Triticum, cuyo número de cromosomas es siete. Las diferentes especies que se engloban en este género se agrupan en tres grupos:

  • Diploide: Generalmente especies silvestres con 14 cromosomas.
  • Tetraploide: Siendo la especie más destacada el trigo duro (28 cromosomas).
  • Hexaploide: Teniendo como principal especie el trigo blando (42 cromosomas).

 

Clases de trigo

Según época de siembra del trigo

Según la época de siembra del trigo en la que se realicen se distinguen dos tipos, de otoño o primavera. Los que se siembran en otoño para florecer necesitan vernalización y los de primavera, espigan sin necesidad de sufrir ninguna vernalización.
Esto quiere decir que los trigos de otoño necesitan la incidencia de ciertas “horas de frío” o temperaturas bajas, para poder florecer, mientras que en los de primavera no es necesario. También hay trigos alternativos, cuya siembra se puede realizar indistintamente en cualquiera de las dos épocas. En general, los trigos de primavera presenta una mejor calidad harino-panadera que los de otoño aunque los de otoño compiten con un número menor de malas hierbas que los de primavera.

Según utilidad

También se distinguen dos especies principalmente:

El trigo blando (Triticum aestivum) se emplea fundamentalmente para la elaboración de harinas y a su vez en panificadoras. En función de las características físicas de éstas, la masa obtenida durante la panificación puede tener una mayor o menor capacidad de retención de CO2 que permite a la masa expandirse al cocerse e incrementar su volumen. Hay numerosas variedades como Marius, Fortín,Andana…y en el norte de España se está empleando Paledor.

En segundo lugar el trigo duro (Triticum durum) tiene excesivo gluten y no es elástico, por lo que da un pan correoso amarillento y sin volumen. Por ello se utiliza para pastas y sémolas.

Siembra de trigo.

Cosas a tener en cuenta al plantar trigo

Exigencias de clima

El cero de germinación o vegetativo, que es la temperatura a partir de la cuál una planta no desarrolla sus funciones, en el caso del trigo es de 0 ºC y la temperatura óptima de germinación sobre los 20-22 ºC.
Los requerimientos en unidades caloríficas vienen expresados por una integral térmica y para las variedades de primavera se sitúa entre 1250-1600 ºC y para los de otoño entre 1850 y 2400 ºC.

En general es una planta bastante resistente al frío, sobre todo después de emerger la cuarta hoja, antes de esta fase es sensible.
De hecho puede resistir temperaturas de -14 ºC y resiste mejor las heladas graduales que los descensos súbitos de temperatura.

Como ya se ha mencionado anteriormente, el frío es un estímulo de la floración por la vernalización pero las heladas tardías fundamentalmente cuando están en floración y cuando comienza a madurar el grano, tienen graves repercusiones en el cultivo. En la floración, se requieren unas temperaturas mínimas de 16 ºC pues de lo contrario la fecundación puede verse afectada negativamente. En el ahijado también influye la temperatura, ya que a mayor temperatura mayor ahijado, al igual que durante la maduración del grano.

Con respecto a la humedad, se debe mencionar que es un cultivo que no requiere grandes cantidades de agua ya que con 300-400 mm se consiguen buenas cosechas, aunque lo ideal es que se superen estos límites. Los momentos críticos con respecto al estrés hídricos, son antes y después de la germinación y el más importante alrededor de unos 15 días antes del espigado y en el propio espigado.

El trigo necesita un régimen de días largos para espigar. Un trigo de invierno sometido a días cortos no espiga o tarda mucho en hacerlo. Los de primavera son inducidos a la floración por el foto periodo. Ésta iluminación también influye en el ahijado y encañado ya que necesitan buenas condiciones de iluminación.

Exigencias de suelo

Se adapta a todos los tipos de suelo salvo pantanosos, salinos y con poca meteorización. Tiene preferencia en los terrenos ricos de aluvión y de consistencia media a fuerte. No tolera la asfixia radicular ni la acidez y prefiere también terrenos algo calizos.

El exceso de nitrógeno como en la mayoría de cereales, puede dar origen a un encamado fisiológico que resulta muy negativo para la productividad del trigo. También puede producirlo una siembra de trigo excesivamente densa. Para controlarlo se puede emplear clormecuat o etefón con una dosis de 0.8 a 1.5 kg/ha cuando la plantación presenta una altura de unos 20 cm, reduciendo así la longitud de sus entrenudos.

Labores preparatorias para la siembra del trigo

Las técnicas de laboreo mínimo o no laboreo dan buenos resultados en cultivos en regadío pero son más controvertidas en secano. En secano es típico realizar como labores preparatorias el barbecho. Esta técnica, necesaria en secanos áridos, consta de cuatro fases:

  • Alzar: Se efectúa en agosto y es una labor poco profunda que se realiza con grada de discos.
  • Binar: Es una labor profunda, que se realiza sobre octubre tras las primeras lluvias de otoño con un arado de vertedera, para asegurar una buena permeabilidad para las siguientes lluvias.
  • Terciar: También se da con el arado de vertedera y se realiza a la salida del invierno.
  • Cuartar: Se realiza en verano para mullir el terreno con grada de púas o discos.

Siembra

Viene determinado por el tipo de variedades y el lugar en el que se va a cultivar. En el de invierno se hace normalmente entre el 1 de octubre y el 15 de noviembre. En zonas muy frías se puede avanzar al mes de septiembre para que cuando llegue el frío la planta ya presente cuatro hojas. Los de primavera entre el 15 de febrero y el 1 de abril y los alternativos en fechas intermedias.

Dosis de siembra

Entre 60 y 200 kg/ha en secanos y 9-25 kg/ha en regadío. Esta gran variabilidad es porque depende mucho de la variedad, del peso de los 1000 granos, del tipo de suelo, fecha de siembra, etc.

Densidad de siembra

En trigos otoñales puede ser de unas 250 plantas/m2 mientras que en primaverales es sobre 300-350 plantas/m2. La siembra se puede hacer con sembradora, en líneas separadas de 17-18 cm y el grano se debe situar a 1-2 cm de profundidad en suelos medios y de 3 a 4 cm en suelos ligeros.

Fertilización

En los trigos de invierno el abonado de fondo está comprendido entre 70 y 120 kg/ha de fósforo aplicado como P2O5 y potasio aplicado como K2O. El de cobertera en cambio se realizará con las mismas cantidades pero las aportaciones serán únicamente nítricas. Lo ideal para el reparto del abono nitrogenado es 30-50 cuando emerge la planta, 20-40 en el encañada y 20-30 en el espigado.Si el suelo no contiene mucha agua o se esperan pocas lluvias, se aporta la mitad del abono nitrogenado en fondo y la otra mitad en cobertera o bien todo en fondo.

Todos estos datos son aproximados, las cantidades se adaptarán al clima y especie cultivada.

En los trigos de primavera se aportan las mismas cantidades, pero sólo como abonado de fondo y el nitrógeno se aplica en forma amoniacal. Al igual que en el de invierno, cuando se cultiva en secano, las cantidades de fertilizante disminuyen.

En el caso concreto del trigo duro, hay que aumentar el abonado nitrogenado y el potásico, pero siempre hay que tener controlado el aporte de nitrógeno ya que los trigos duros son más sensibles al encamado que los blandos.

En conclusión se puede decir que la calidad del trigo depende de numerosos factores como la climatología de la zona, el tipo de fertilización que se le aplique (cantidad de abono nitrogenado y fecha de aplicación) y la variedad. El agricultor deberá por tanto conocer muy bien la climatología y el tipo de suelo del lugar para aplicar la variedad que se ajusta mejor y conseguir una buena interacción entre el genotipo y el ambiente.

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