Etiopía está recogiendo una cosecha excepcional de cereales de la principal temporada agrícola de 2004, cuyo volumen se prevé 24 por ciento superior a la estimación revisada del año pasado, de 11,49 millones de toneladas, y 21 por ciento por encima del promedio del último quinquenio, según afirma un informe de las Naciones Unidas.
Pero el informe señala que a pesar de estos buenos resultados, 2,2 millones de etíopes necesitarán ayuda de urgencia en 2005 y, además, 5 millones de víctimas del hambre crónica recibirán transferencias en alimentos y en efectivo a través de un nuevo programa de protección social que está por iniciarse.
La evaluación conjunta de los cultivos y el suministro de alimentos realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) prevé que la producción de cereales y legumbres en Etiopía será de 14,27 millones de toneladas. Esta excepcional cosecha se obtiene a raíz de la prolongación de la temporada principal de lluvias, un mayor uso de fertilizantes y semillas mejoradas, sobre todo de trigo y maíz.
Con la llegada de la cosecha al mercado, el informe indica que «la comercialización oportuna y el transporte de los productos alimentarios serán cuestiones críticas este año».
«Se recomienda la compra local de cereales para los programas de ayuda alimentaria, en la medida de lo posible, a fin de apoyar a los mercados y productores locales», señaló Henri Josserand, Jefe del Sistema Mundial de Información y Alerta, de la FAO.
El informe manifiesta preocupación por las zonas de pastoreo del oriente y el sur de Etiopía, donde la prolongada sequía ha producido una aguda escasez de agua y piensos.
«La irregularidad y mala distribución de la lluvia afectan igualmente a algunas zonas del centro y el norte del país», donde también se redujo la producción, afirma el informe. Se prevé que estas zonas, donde vive un gran número de personas vulnerables, afronten una mayor inseguridad alimentaria.
Las necesidades urgentes de alimentos para 2005 se calculan en 387 500 toneladas. Además, según el documento conjunto de la FAO y el PMA, se necesitan 89 000 toneladas de alimentos compuestos fortificados y aceite vegetal para hacer distribuciones selectivas de alimentos suplementarios a través de un programa de supervivencia para niños menores de cinco años y mujeres gestantes y lactantes.
Esto se compara con las necesidades de alimentos de socorro de 2004, que fueron de 965 000 toneladas. En 2004, necesitaron ayuda alimentaria 7 millones de personas en Etiopía.
El llamamiento humanitario de 2005 para Etiopía pide apoyo para dar ayuda alimentaria de urgencia a 2,2 millones de personas que sufren de inseguridad alimentaria aguda, a la vez que 5 millones de personas con inseguridad alimentaria recibirán transferencias en alimentos y en dinero a través de un programa de protección social que atiende las necesidades de seguridad alimentaria a más largo plazo.
La aplicación de este nuevo programa introduce un cambio de perspectiva respecto a la gestión «tradicional» de las necesidades crónicas y previsibles de alimentos.
«Por primera vez en la historia de la ayuda alimentaria en Etiopía se da una respuesta diferente a las necesidades de las víctimas de subnutrición aguda respecto a las personas que sufren de hambre crónica», señala Georgia Shaver, Directora del PMA en Etiopía.
«Las necesidades de alimentos de urgencia ahora se definen como las necesidades de las víctimas de desastres agudos o imprevisibles, causados principalmente por la sequía. En principio, el programa de protección social ayudará a las familias a crear y mantener activos y a reducir la vulnerabilidad de los hogares ante las crisis en el futuro», añadió Shaver.
El PMA distribuirá alimentos a las comunidades afectadas a cambio de su participación en actividades de desarrollo, como bonificación de tierras e iniciativas de conservación del agua y el suelo.
La agricultura es la principal actividad económica en Etiopía, aporta el 45 por ciento del PIB, y un 80 por ciento de la población se gana la vida, directa o indirectamente, de las actividades agrícolas.
La dependencia casi total del sector agrario respecto de la lluvia lo expone a la irregularidad de la naturaleza y determina una gran variación anual de la producción agrícola. Esto, a su vez, incrementa la incertidumbre y la inseguridad de la producción de alimentos, señala el documento de las Naciones Unidas.
FAO