A finales de junio, unas intensas y prolongadas lluvias provocaron graves inundaciones en extensas áreas de Baviera, Austria, República Checa, Eslovaquia, Hungría y Polonia. El Danubio y todos sus afluentes se desbordaron.
Mientras tanto, el elemento contrario se cebaba en Portugal, España, Francia, Italia y Grecia. Sólo en este último país se registraron la semana pasada 67 incendios, que devastaron unas 21.200 hectáreas y destruyeron casi 2 millones de árboles y al menos 150 viviendas.
La asistencia coordinada por la UE permitió a Italia, Francia, España y Chipre enviar aviones de extinción «Canadair» a la región de Ática. La propia UE dispone de una reserva táctica que cuenta con dos aviones de este tipo con base en Córcega para ayudar a combatir incendios en toda la región mediterránea.
También posee un Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales que ofrece imágenes por satélite en tiempo real, mapas detallados de las zonas afectadas y pronósticos de seis días para detectar cuanto antes los incendios.
Aunque los países víctimas de inundaciones este verano no pidieron ayuda exterior, hubo otras ocasiones en las que gracias al Mecanismo de Protección Civil de la UE se enviaron a las zonas afectadas botes de salvamento, bombas de extracción, generadores, sistemas de purificación de agua y equipos de emergencia.
El Fondo de Solidaridad de la UE puede ayudar a pagar la factura de operaciones esenciales de emergencia tales como restablecer el funcionamiento de las infraestructuras, ofrecer alojamiento provisional y proteger el patrimonio cultural.
Comisión Europea