En una entrevista, la Ministra Federal de Protección de los
Consumidores, Alimentación y Agricultura dijo que está
convencida de que, como muy tarde, en otoño próximo
empezará a aparecer maíz modificado genéticamente en
las estanterías de los supermercados alemanes.
La Ministra dejó claro que ella, personalmente, no cree
que los alimentos genéticos supongan ninguna ventaja
adicional y observa que también el sector del comercio y de la distribución se
siguen mostrando bastante escépticos. Pero, al final serán los consumidores los
que decidirán sobre si los OGM tendrán éxito o no en Alemania. Según los más
recientes conocimientos científicos no existe ningún indicador en relación con un
posible peligro para la salud humana.
La Ministra anunció además la conclusión de una nueva Ley sobre tecnología
genética, en la cual estarán prescritas las condiciones para el cultivo de plantas
modificadas genéticamente. Con ello, los consumidores tendrán por primera vez
el derecho a elegir y los agricultores recibirán condiciones marco seguras. Con
dicha Ley se transpone a nivel federal la correspondiente Directiva comunitaria.
Uno de los puntos centrales de la Ley propuesta es el derecho concedido a los
agricultores a hacer efectiva la responsabilidad en caso de cruces no deseados de
plantas genéticas con plantas “normales”. Este punto queda muy claro en la
citada Ley. Este derecho entra en vigor, por ejemplo, si un agricultor no puede
continuar vendiendo sus productos porque, debido a la polinización por el viento,
é stos han sido contaminados. Además se establecerá un registro local que podrá
ser consultado por los agricultores para informarse sobre quién produce plantas
genéticas y donde.
En un Reglamento se establecerán, además, las distancias mínimas entre las
distintas parcelas y la plantación de setos protectores. Adicionalmente existirá la
posibilidad de declarar zonas sensibles ecológicamente, en las que será
obligatorio indicar el cultivo genéticamente modificado.
El Presidente de la Asociación Alemana de Agricultores (DBV) se manifestó a
favor de una apertura prudente y cuidadosa de los mercados, añadiendo que no
tiene sentido ignorar las probabilidades y posibilidades que supone para la
protección del medio ambiente y para la mejora de los productos el control de
OGM. También propuso tests prácticos para el cultivo de plantas modificadas
genéticamente para así obtener más experiencias con este tipo de organismos.
UE