América Latina y el Caribe aumentan su producción de cereales

El crecimiento de 4,6% a nivel mundial corresponde a casi 92 millones de toneladas más producidas. Del total, la mayor parte se atribuye al desempeño del continente americano. América del Norte aumentó la oferta en casi 78 millones de toneladas y América del Sur en casi 20 millones, compensando caídas de producción en otros continentes. “Es cierto que la demanda por cereales aumentó gracias a la producción de biocombustibles. Pero nótese que el aumento de la oferta ocurre justamente en el continente donde están los mayores consumidores y productores mundiales de etanol de caña de azúcar y de maíz. Eso demuestra que la producción de biocombustibles no necesita ser hecha a costa de la producción de alimentos y de la seguridad alimentaria”, indicó el Representante Regional de la FAO, José Graziano da Silva.

Las primeras previsiones para 2008 indican la posibilidad de un aumento en la producción de cereales. Se trata de algo importante: aunque las proyecciones de FAO constatan una cosecha record en 2007 – después de una tendencia a la baja desde el 2004 – el aumento no es suficiente para satisfacer la demanda. De acuerdo al informe, el consumo mundial en 2007/2008 está proyectado en 2.120,3 millones de toneladas y la producción en 2.102,6 millones de toneladas.

La utilización se basa en un consumo humano creciente, en la producción de piensos para animales y en la demanda industrial, principalmente para la bioenergía. El actual escenario hace necesario seguir recurriendo a las reservas de cereales, que ya están en niveles bajos, las cuales se reducirán en 5%.

“Las proyecciones para 2007 indican una mejoría en el escenario con el aumento de la producción. Sin embargo, es importante que la producción aumente en el 2008, porque la tendencia es que la demanda también siga creciendo y por lo tanto los precios de los alimentos seguirán aumentando”, afirmó Jorge Ortega, Oficial de Economía en Sistemas Alimentarios de la Oficina Regional de la FAO para la América Latina y el Caribe.

Precios altos: una oportunidad para los pequeños productores
El resultado de la fuerte demanda que reduce a su vez los stocks, es que los precios de los cereales siguen siendo presionados. Para el consumidor, esto se traduce en precios altos. En el caso del trigo, los precios internacionales de enero de 2008 fueran superiores en un 83% al año anterior.

Sin embargo, el alza tiene su lado positivo para América Latina. Según el Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, José Graziano da Silva, los precios altos estimulan la producción y la Región tiene los recursos necesarios para ampliar su oferta.

“Actualmente, 36 millones de personas en áreas rurales de la Región son indigentes. Esto representa casi el 30% de la población rural. Si los países aprovechan el alza de los precios en beneficio de los pequeños productores, es posible sacar millones de personas de la extrema pobreza e inseguridad alimentaria en nuestro continente. Es el momento de impulsar políticas públicas tradicionales de crédito y capacitación, pero también invertir en un nueva familia de políticas que le garantice a la agricultura familiar un mercado para sus productos”, afirmó Graziano da Silva.

Como ejemplo, Graziano citó los programas gubernamentales de compra de productos de la agricultura familiar que existen en Brasil. Además, se refirió a los proyectos desarrollados por la FAO que estimulan la utilización de buenas prácticas agrícolas para aumentar la productividad de la agricultura familiar, con vistas al consumo propio, la inserción comercial y la promoción de la seguridad alimentaria, que se llevan a cabo a través de acciones como la Iniciativa América Latina y Caribe Sin Hambre y los Programas Especiales de Seguridad Alimentaria (PESA) en América Central y el Caribe, los cuales reciben financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI).

El Representante Regional agregó que el alza de los precios debe ser visto desde una perspectiva más de largo plazo. “Si miramos las últimas tres décadas, de caída constante de los precios de los commodities, veremos que el alza reciente apenas recupera parte de las pérdidas acumuladas, perdidas que afectaron principalmente a los pequeños productores, quienes son los más vulnerables a los factores externos”, afirmó Graziano da Silva.

No obstante, el Representante Regional también advirtió que junto con estimular la producción de la agricultura familiar, es necesario apoyar a quienes se ven afectados por el alza de precios.

Pero para definir adecuadamente estos apoyos se requiere de estudios del funcionamiento de los mercados internos de alimentos y su vínculo con los mercados internacionales, así como también determinar el impacto diferencial del alza de precios a nivel de los hogares, según su situación de productor o comprador neto de alimentos, puntualizó Jorge Ortega. Por ello, la FAO y el Programa Mundial de Alimentos están iniciando un proyecto de investigación conjunto sobre esta temática.

Preocupación por Bolivia, Haití, Nicaragua y República Dominicana
En el informe Perspectivas de Cosechas y Situación Alimentaria de febrero de 2008, la FAO considera que 36 países del mundo atraviesan crisis alimentarias y necesitan apoyo externo. En América Latina y el Caribe son cuatro: Bolivia, Haití, Nicaragua y República Dominicana. De esos, sólo Bolivia no estaba en la lista de países en crisis en diciembre del 2007. Por otro lado, la FAO excluyó de esta lista a Dominica, Saint Lucia y Jamaica.

En Bolivia, las inundaciones causadas por el fenómeno climático “La Niña” ya afectan a más de 40 mil familias. Los daños causados al sector agropecuario todavía no se han cuantificado con exactitud, pero diversas cosechas, principalmente de soya, fueran perjudicadas y cerca de un millón de cabezas de ganado se ubican en áreas consideradas de riesgo. El informe de la FAO advierte que la situación alimentaria del país es preocupante.

Haití, Nicaragua, y República Dominicana todavía se están recuperando de fenómenos climáticos recientes. Nicaragua fue afectada por el huracán Félix en septiembre de 2007, y Haití y República Dominicana aún sufren las consecuencias de las inundaciones y fuertes lluvias causadas por las tempestades tropicales Noel y Olga, que también afectaron a Cuba.

El informe de la FAO hace notar que América Central y el Caribe dependen de la importación de cereales para alimentar a una parte significativa de su populación. El alza de los precios de los alimentos hace que los costos de importación suban, lo que afecta negativamente el acceso a la comida por parte de los más pobres. La FAO proyecta que en 2007/2008, los llamados Países de Bajos Ingresos y Déficit de Alimentos (PBIDA) pagarán un 35% más para importar una cantidad 2% menor de cereales.

En la Región, los PBIDA – Ecuador, Haití, Honduras y Nicaragua – aumentaron su producción de cereales en 2007: 4% en América Central y Caribe y 1,3% en Ecuador. Esto sería suficiente para reducir en apenas un 1% la cantidad de cereales que los países necesitarán importar (de 1,647 toneladas a 1,633). Sin embargo, por el alza de los precios, el costo de dichas importaciones subirá de unos estimados 553 millones de dólares hasta 723 millones de dólares.

Políticas para enfrentar el alza de los precios de los alimentos
La FAO también hizo una revisión de las iniciativas de los países para enfrentar el alza de los precios. En América Latina y el Caribe las políticas incluyen la disminución de los aranceles de importación, el aumento de los subsidios alimentarios, y la prohibición o la imposición de tasas a la exportación de alimentos básicos. El documento citó la eliminación por parte de México de los aranceles a la importación de maíz, leche y otros productos, dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). También se hace mención a la restricción a la exportación de maíz y soya en Argentina; la reducción de tarifas de importación de trigo, maíz y harina en Perú; los subsidios a la producción de pan en Bolivia y Ecuador; y la posibilidad que Brasil elimine el arancel de 10% a la importación de trigo (Argentina ya exporta a Brasil a arancel cero).

Sin embargo, como se mencionó anteriormente, las políticas que se implementen deben basarse en un adecuado entendimiento del mercado de los alimentos y del impacto del alza de precios en los hogares. También se requiere fortalecer y mejorar las redes de protección social, en especial mejorar el impacto de los programas de transferencia de ingresos condicionadas sobre la seguridad alimentaria y nutrición de los hogares y sobre la economía local.

En el nivel internacional, las negociaciones comerciales también pueden tener un impacto en los precios de los alimentos. “Hacemos un llamamiento a los países del G7 y G23 para avanzar en las negociaciones de la Ronda de Doha con el objetivo de llegar a un acuerdo sobre el comercio agrícola que beneficie a los países más pobres”, dijo Graziano da Silva.

En este sentido, también se destaca la enorme oportunidad que existe de que países como Brasil impulsen a sus productores locales a través de la comercialización de etanol a base de caña de azúcar a los EE.UU. Al reducir la fuerte presión sobre la demanda que la industria de biocombustibles ejerce sobre el maíz, los países Centroamericanos podrían mejorar su acceso a este grano, parte esencial de su alimentación.

FAO

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