Esta iniciativa comenzó hace dos años como experiencia piloto y actualmente son 16 las hectáreas que la Consejería de Agricultura tiene dedicadas al cultivo del cardo que, por sus características, puede tener varias aplicaciones. Por un lado, sus semillas oleaginosas presentan aptitud para la producción de biodiesel y, en segundo lugar, la composición de su biomasa lignocelulósica sugiere su aplicación con fines térmicos y eléctricos.
Una de las últimas actuaciones realizadas en una de las parcelas ha consistido en la recolección de las dos hectáreas de superficie cultivada para la obtención de semillas. La cantidad recogida ha sido de 600 kilogramos, cuyo uso puede ser tanto el de nuevas plantaciones (con las semillas obtenidas se podrían sembrar en torno a un centenar de hectáreas), así como el estudio de éstas (porcentaje de germinación, peso específico, composición…).
Entre las especies herbáceas lignocelulósicas, el cardo parece ser la más prometedora para la producción de biomasa, por ser una especie de la región mediterránea bien adaptada a la climatología de la Península Ibérica. En cuanto a su rentabilidad, cabe destacar que una tonelada de biomasa seca de cardo tiene el mismo contenido calórico que 400 kilogramos de petróleo.
Entre otras ventajas medioambientales, las emisiones de CO2 durante la combustión de biomasa viva forman parte de un flujo de circulación natural entre la atmósfera y la vegetación, por lo que no supone un incremento del gas en la atmósfera. Tampoco produce emisiones sulforadas o nitrogenadas, ni apenas partículas sólidas.
Desde el punto de vista socioeconómico, disminuye la dependencia externa del abastecimiento de combustibles, favorece el desarrollo del mundo rural y puede suponer una oportunidad para el sector agrícola, ya que permite sembrar cultivos energéticos en sustitución de otros excedentarios. También abre oportunidades de negocio a la industria española, favorece la investigación y el desarrollo tecnológicos e incrementa la competitividad comercial.
El cardo es una especie herbácea perenne, con un ciclo anual de producción de biomasa, muy bien adaptada a las condiciones del clima mediterráneo de veranos secos y calurosos. Con pluviometría adecuada puede llegar a dar producciones totales de biomasa, en condiciones de secano, del orden de las 15 toneladas de materia seca por hectárea y año.
Junto a su alta productividad, el cardo reúne otras ventajas. Entre ellas, sólo requiere maquinaria agrícola de uso común, evita la degradación de los suelos y reduce la contaminación por sus menores necesidades de fertilizantes, plaguicidas y herbicidas. Durante el invierno es capaz de realizar la fotosíntesis con bajas temperaturas y sus raíces son tan profundas que le permiten encontrar agua e incluso abonos lixiviados de cultivos anteriores. Además, cuando más aprieta el verano y se seca la parte aérea, las raíces se mantienen frescas con abundantes sustancias de reserva, lo que garantiza el crecimiento de la planta en la siguiente primavera.
Junta de Andalucía