Aprobada la Ley de Montes, que prohíbe cambiar el uso del suelo forestal tras un incendio

Refuerza la figura de los agentes forestales y recoge la constitución de un

fondo destinado a financiar acciones dirigidas a la protección de los montes

El pleno del Congreso de los Diputados aprobó hoy la norma que

modifica la Ley 43/2003, de 21 de noviembre. El nuevo texto clarifica aspectos que

quedaron poco precisos en aquella normativa, aumenta las garantías de protección

de estos espacios y actúa contra la utilización del fuego con fines especulativos.

Entre las novedades de la nueva ley destacan la creación de la figura del Fiscal de

Sala de Medio Ambiente y Urbanismo, ya designado; la instauración del Fondo para el

patrimonio natural destinado a la financiación de la gestión sostenible de los montes;

el reforzamiento de la figura de los agentes forestales y la prohibición de cambiar el

uso del suelo durante 30 años después de producirse un incendio forestal para evitar

la especulación.

El texto, que fue valorado positivamente por parte del Consejo Asesor de Medio

Ambiente, responde al objetivo de hacer frente del mejor modo posible a los incendios

forestales.

El Gobierno decidió la modificación de esta norma a la vista de las deficiencias

detectadas, especialmente en lo que se refiere a la lucha contra los incendios

forestales y a la protección que deparan los sistemas administrativos de registro y

catalogo de los distintos tipos de montes. Estas circunstancias aconsejaron acometer

una modificación parcial y muy definida de la ley, en un momento todavía inicial del

proceso social de adaptación de los sistemas de ordenación de los montes a las

prescripciones recogidas en el nuevo modelo de gestión forestal sostenible.

El proyecto de ley, que se elaboró a propuesta de los ministerios de Medio Ambiente,

Justicia e Interior, fue aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 29 de julio, tras

los informes preceptivos del Consejo General del Poder Judicial y del Consejo Fiscal.

Con anterioridad, había sido objeto de consultas con las comunidades autónomas,

con los miembros del Consejo Asesor de Medio Ambiente y con organizaciones

profesionales, sociales y empresariales del sector forestal.

FISCAL ESPECIALIZADO EN DELITOS AMBIENTALES Y URBANÍSTICOS

Entre las novedades más importantes que introduce el proyecto destaca la

incorporación de una modificación de la Ley reguladora del Estatuto Orgánico del

Ministerio Fiscal en los siguientes términos: “El fiscal general del Estado nombrará,

tras escuchar al Consejo Fiscal, como delegado, un Fiscal contra los delitos relativos

a la ordenación del territorio y la protección del patrimonio histórico, del medio

ambiente e incendios forestales”. Con este nuevo fiscal, el Gobierno quiere actuar con

precisión, rigor y contundencia ante cualquier delito ambiental. La nueva cumple de

esta forma con uno de los compromisos del Gobierno: la creación de una Fiscalía

especial de delitos ecológicos y urbanísticos.

Las funciones de este nuevo Fiscal de Sala son: practicar las diligencias e intervenir

en los procesos penales de delitos medioambientales y urbanísticos y ejercitar la

acción pública en los procedimientos que tengan como finalidad restablecer el orden

ambiental, exigiendo las responsabilidades que procedan. También será el

encargado, entre otras cosas, de coordinar las fiscalías de medio ambiente y sus

actuaciones y de elaborar anualmente un informe, que se incorporará a la Memoria

del Fiscal General del Estado.

Además, en las fiscalías de los Tribunales Superiores de Justicia y de las Audiencias

Provinciales existirán Secciones de Medio Ambiente especializadas en la ordenación

del territorio, la protección del patrimonio histórico, los recursos naturales y el medio

ambiente, la protección de la flora, fauna y animales domésticos, y los incendios

forestales.

PROHIBIDO CAMBIAR EL USO DEL SUELO TRAS LOS INCENDIOS

Otro aspecto relevante es el referido al tratamiento jurídico de la lucha contra los

incendios. La opción que incorpora el proyecto es la de prohibir el cambio de uso

forestal de los terrenos forestales incendiados durante al menos 30 años, así como la

realización de toda actividad incompatible con la regeneración de la cubierta vegetal

durante el tiempo que determine la legislación autonómica. Este plazo de tiempo

permitirá la restauración forestal y evitará expectativas de recalificación futura de

suelos no urbanizables, en particular la de los terrenos forestales.

Con esta prohibición desaparece la posibilidad del cambio de uso de los terrenos

forestales incendiados para transformarlos en otros de carácter agrícola, industrial o

urbanizable, ya que en muchas ocasiones se ha tratado de justificar en la pérdida de

valor de dichos terrenos, al carecer de vegetación arbórea como consecuencia del

desastre ecológico ocasionado por el incendio.

Según se explica en el proyecto, los incendios forestales tienen como causa, en una

pequeña parte de casos, los fenómenos naturales y, desgraciadamente, en una

inmensa mayoría de supuestos, acciones humanas, ya sean negligentes o dolosas.

En este sentido, en un país avanzado como España no puede permitirse una actitud

de tolerancia hacia ningún delito ecológico ni, en particular, hacia los incendios

forestales, que conllevan gravísimas consecuencias sociales y económicas,

incluyendo la pérdida de vidas humanas.

También refuerza la figura de los agentes forestales, ya que les otorga naturaleza de

agentes de la autoridad, por lo que tendrán capacidad para asumir funciones que

permitan un mejor control e investigación de los delitos relacionados con los

incendios forestales.

GESTIÓN SOSTENIBLE Y CONSUMO RESPONSABLE

El texto recoge, asimismo, la creación del Fondo para el patrimonio natural, destinado

a financiar acciones dirigidas a proteger estos espacios naturales. Su objetivo es

poner en práctica aquellas medidas destinadas a apoyar la gestión forestal basada en

criterios que garanticen la adecuada conservación de los montes.

De esta forma, el Fondo apoyará la puesta en marcha de acciones de prevención de

incendios forestales, de iniciativas preventivas relacionadas con la limpieza de los

bosques o el desarrollo de cultivos que faciliten su mantenimiento y conservación, de

acciones específicas de investigación y, en definitiva, de aquellas medidas que

promuevan la defensa de estos espacios naturales.

Además, el texto reconoce la certificación forestal como un instrumento para la

gestión forestal sostenible y establece el compromiso de las administraciones públicas

de promover el consumo responsable de los productos forestales en los

procedimientos de contratación pública. Se trata de favorecer la adquisición de

madera, y productos derivados, procedentes de bosques certificados y de evitar los

procedentes de talas ilegales de terceros países. En la misma línea, se contempla

que las administraciones deben fomentar entre los ciudadanos el consumo

responsable de estos productos.

Se añade en el proyecto de ley un nuevo capítulo sobre las figuras de los montes

protectores y con otras figuras de especial protección con la finalidad de extender la

protección que se deriva del Catálogo de Montes de Utilidad Pública a la totalidad de

la masa forestal y aplicar la lógica constitucional derivada del artículo 45, según la

cual la protección debe tomar como referencia las cualidades objetivas del recurso

que se ha de conservar y restaurar.

La nueva norma abandona el criterio de la titularidad del monte como elemento clave

para la atribución de competencias de gestión, las cuales se vinculan, en el caso de la

administración forestal estatal, al hecho de que los montes estén afectados al

ejercicio de competencias estatales, estén adscritos a servicios públicos gestionados

por la Administración del Estado o formen parte del Patrimonio Nacional. Igualmente,

se lleva a cabo una delimitación más precisa de las competencias que la

Administración del Estado debe realizar en colaboración con las comunidades

autónomas.

Por otra parte, en la tramitación parlamentaria, se ha incorporado un nuevo artículo

que plantea la posibilidad de regular, por parte de las comunidades autónomas, el

acceso público a los montes, y en particular del acceso con vehículos a motor.

Finalmente, el texto indica que corresponderá al Gobierno la aprobación de la

normativa reguladora de los requisitos mínimos de ordenación y aprovechamiento de

montes, mientras que serán las comunidades autónomas las competentes para

aprobar las instrucciones de ordenación y aprovechamiento de los montes

MMA

Deja una respuesta