El presidente de la Agencia Aragonesa de Seguridad Alimentaria (AASA) y director del Centro Nacional de Referencia y del Laboratorio de Encefalopatías Espongiformes Transmisibles de Aragón, Juan José Badiola, realizó unas declaraciones tras la detección de un caso de Encelopatía espongiforme bovina (EEB) en una cabra sacrificada en Francia en 2002, en las que tranquiliza a los consumidores aragoneses indicando que no hay motivo para una alarma alimentaria.
Juan José Badiola explicó que por el momento se trata de un caso aislado y animó a las autoridades estatales y autonómicas a reforzar las medidas de vigilancia preventiva en este sentido, tal como marca la disposición comunitaria que ha sido publicada este mes en el Reglamento (CE) 36/2005, que básicamente ha propuesto intensificar el número de animales a analizar.
Asimismo, recordó que en Aragón contamos con el Laboratorio Autonómico de Encefalopatías Espongiformes Transmisibles (EET), y con el Centro Nacional de Referencia de las EET, ambos ubicados en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, que están en la mejor posición para determinar posibles casos, ya que cuenta con expertos profesionales y los medios materiales más punteros para ello.
Badiola explicó que la detección de esta cabra afectada por el agente de la EEB en Francia ha sido el resultado de los programas de vigilancia activa y pasiva puestos en marcha en toda la Unión Europea a raíz de la crisis alimentaria generada por la expansión de la EEB.
Estos programas de vigilancia y control, se han acompañado de otras medidas de precaución encaminadas a evitar la transmisión de la enfermedad a los humanos, retirando de la cadena alimentaria humana los tejidos peligrosos (MER), así como su difusión en la cabaña animal prohibiendo la utilización de las harinas de carne y hueso en la alimentación animal y en especial de los rumiantes (vacas, ovejas y cabras).
El profesor Badiola recordó al respecto de este caso, que una medida preventiva adicional e importante llevada a cabo desde hace años, ha sido el sacrificio y destrucción automático de todo el efectivo de un rebaño de cabras en el que hubiera aparecido un caso de Encefalopatia Espongiforme Transmisible.
El presidente de la Agencia Aragonesa de Seguridad Alimentaria recordó finalmente que la Comisión Europea ha indicado que estas medidas de precaución y seguridad garantizan un alto nivel de protección y que, en consecuencia, el riesgo para los consumidores es mínimo.
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