José Antonio Turrado, secretario general de ASAJA de Castilla y León
Desconozco si la corriente de cambio político ha arrastrado por igual a todos los sectores económicos y sociales, especialmente al agrario, en nuestra región de Castilla y León. Pero eso poco importa, pues lo importante es que va a haber cambios en los equipos, en la forma de ver y entender las cosas, en los diagnósticos, y en las recetas para afrontar los problemas. Cambios que en principio suponen mucha incertidumbre para los agricultores y ganaderos, un sector sin duda ideológicamente más próximos a quines gobernaban hasta ayer que a quienes lo harán desde mañana, y que aún recuerda con pavor aquella negociación de Carlos Romero para entrar en la Comunidad Europea cuyas consecuencias se arrastran hasta nuestros días.
Para bien o para mal, y eso el tiempo lo dirá, no sólo han cambiado las siglas y las personas, ha cambiado toda una forma de ver y entender al sector agrario y al mundo rural que lo rodea. Y eso se traducirá en una acción de gobierno que no va a pasar desapercibida, y que quizás no guste a nuestros agricultores profesionales. Para empezar, desde ASAJA tenemos serias dudas de que el PSOE apoye la propuesta mayoritaria del sector agrícola y ganadero de aplicar en nuestro país el modelo de desacoplamiento total que prevé la reforma de la PAC de Fischler. Y si no somos capaces de ponernos de acuerdo en asunto tan trascendental para nosotros, difícilmente las relaciones con el Ministerio podrán ser buenas en los próximos años. También tenemos serias dudas sobre la vocación del futuro gobierno para llevar a cabo las obras del Plan de Regadíos y el Plan Hidrológico Nacional, un plan este último que ya han dicho que van a hacer añicos. Nunca hemos compartido la propuesta de modulación de las ayudas que castiga a aquellos agricultores y ganaderos más profesionales primando a quines no viven del campo, y hemos apostado siempre por una agricultura productiva de alimentos de calidad como contrapunto a ese modelo multifuncional del que ahora tanto se habla. Y es que desde ASAJA, además de entender lo de la multifuncionalidad, lo de cuidar el medio rural y el medio ambiente y de dedicarnos a actividades de lo más diverso, queremos seguir siendo eficientes productores de alimentos y vivir dignamente de ello.
El 14 de marzo se marcó también un cambio en las relaciones entre el gobierno central y regional. Y es que posiblemente ni los unos ni los otros estén preparados para mantener unas cordiales y eficaces relaciones institucionales; más bien, por el contrario, estarán pensando cómo se apunta cada cual los tantos de los éxitos y cómo le endosan al otro los fracasos. Esto fue la tónica general de los últimos gobiernos del PSOE en Madrid con Isaías García Monje en la Consejería de Agricultura de Castilla y León, teniendo este último mucho más aguante del que está demostrando en los últimos tiempos su sucesor, José Valín.
Y la nueva situación política tampoco será ajena a las organizaciones agrarias y al papel que nos tocará jugar a partir de ahora. La Upa estará donde siempre, con la UGT y con su familia socialista. La Coag tratará de disputarse con la Upa las simpatías del poder, y harán por igual a las derechas de Castilla y León y a las izquierdas de Madrid, según convenga. Y ASAJA de Castilla y León estará donde siempre, con los planteamientos y las reivindicaciones profesionales, apuntando a quien corresponda. Claro que ahora quizás para los del PP no seamos tan rojos, y para los del PSOE, que nos habían llegado a abrir sus puertas de par en par, seamos unos fachas. Pero ni lo uno, ni lo otro. ASAJA demostrará, como demostró en la etapa de Felipe González, y como demostró en la de Aznar, que no le mueven otros intereses que no sean los estrictamente profesionales de los agricultores y ganaderos representados, y que por defenderlos ante las instituciones, no dudará en enfrentarse al gobierno de turno, incluido por supuesto al que formará próximamente con el apoyo mayoritario de los españoles José Luis Rodríguez Zapatero
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