Artículo de opinión de José Antonio Turrado Fernández, Secretario General de ASAJA de León
Estamos asistiendo de nuevo a un episodio de crispación que alcanza tintes políticos, con motivo del trasvase de agua del embalse de Riaño a la cuenca del Carrión. Lástima que queramos oponernos ahora a que lleve agua un canal, que no sirve para otra cosa más que para eso, que costó unos 15.000 millones de pesetas de los de entonces, y que no todos nos opusiésemos en su día al proyecto. Proyecto que se ha demostrado igual de desacertado que el de llevar agua del Esla al Páramo Bajo y que fue la alternativa a no regular el río Carrión en un caso y a no regular el Omaña en el otro. Decisión de los mismos que tampoco quieren regular ahora el Duerna y el Eria a pesar de estar aprobado en el Plan Hidrológico.
Dejando claro que en su momento nos opusimos a la decisión de ambos proyectos aprobada y ejecutada mayoritariamente bajo gobiernos socialistas, querer ahora que el canal se desmorone por el desuso como querían algunos que se hubiese desmoronado la presa de Riaño es una auténtica majadería. Otra cosa es que desde León exijamos que se dé una solución definitiva al déficit de agua de Palencia que ha de pasar por regular sus ríos como en su día se hizo en nuestra provincia, y sobre todo que exijamos la pronta ejecución de las obras de transformación en nuevos regadíos en nuestra provincia para que el agua que aquí se almacena tenga como destino nuestras tierras.
El querer negar un año como este el agua a Palencia, cuando vamos a poder usar en León toda la que necesitemos y aun sobrará para mantener unas razonables reservas pensando en un próximo invierno y primavera secos; es querer alimentar una polémica que poco tiene que ver con el campo y con sus gentes. Y más me preocupa aun que algunos de los que se han opuesto a que en Palencia se riegue con agua de la que nos sobra, no estén haciendo un esfuerzo al menos similar para conseguir unas tarifas de riego en el Páramo Bajo, e incluso en Payuelos, que sean acordes con la rentabilidad del sector y permitan acometer las obras de transformación que contempla el Plan Nacional de Regadíos.
No tiene sentido que mientras las obras de transformación del Páramo Bajo, cuyo convenio se firmó hace unos meses, están paradas sine die porque a los agricultores no le salen los números al tener que pagar más de 40.000 pesetas de las de antes tan solo por las tarifas de riego; traslademos a la opinión pública que nuestro problema es que los de Palencia rieguen sus campos con el agua que aquí nos sobra.
Partiendo de que cuanto no haya para todos primero tenemos que ser nosotros, y partiendo que hay que dar una solución definitiva al problema, ahora lo que prima es garantizar la ejecución de las obras, y que lo que haya que pagar por estas, junto a los cánones de riego, sea asumible por nuestros agricultores, es decir, que le salgan las cuentas.
Cada uno es muy libre de levantar cuantas banderas quiera y donde le apetezca, pero quienes no estamos de elecciones y no necesitamos agradar los oídos de nadie, preferimos quedarnos con lo que dice la copla: “a-gua que no has de be-ber, dé-ja-la co-rrer, dé-ja-la co-rrer”.
Artículo de opinión de José Antonio Turrado Fernández, Secretario General de ASAJA de León
Asaja León