Nota de ASAJA
La situación en la que se encuentra la reforma de los sistemas de apoyo a las principales producciones andaluzas es sin duda la mayor preocupación que en este momento todo responsable andaluz debe tener en cuanto al futuro de sector agrario.
También debe considerar las repercusiones que tendrán los nuevos marcos de relaciones con países terceros por parte de la Unión Europea, ya sea como el alcanzado con Marruecos, o los previsibles una vez culminen las negociaciones en torno a la Organización Mundial de Comercio o los acuerdos especiales con los países ACP.
Ante la reforma de los sectores productivos mediterráneos las administraciones deben asumir las posturas que desde el sector agrario se defienden, unas veces como en el algodón de una forma unánime, y otras, casi con una unidad total como en el caso del olivar. Ya existen posturas que han de asumirse tal como la piden los agricultores y sectores vinculados.
La Reforma de la PAC, y en particular las propuestas de reformas de la OCM mediterráneas, han provocado un contundente rechazo por parte del sector agrario que demanda de las administraciones, tanto autonómicas como centrales, un posición firme en defensa del sector.
Respecto de las reformas pendientes, de ir adelante la propuesta del algodón, se provocara la desaparición del cultivo, lo que conllevaría un importante perjuicio para todo un sector industrial y todo un entramado social dependiente de este.
En el caso del olivar, el sector ha podido llegar a acuerdos, admitiendo un porcentaje mínimo de desacoplamiento y defendiendo un porcentaje de ayudas a la producción real como única manera de garantizar el control del producto.
Es vital para nuestra región que los sistemas de ayudas basados en la realidad productiva perduren para los cultivos del algodón y el olivar, pues se han demostrado como los mejores instrumentos de desarrollo social de las zonas rurales y agrícolas, desarrollando un tejido productivo mas allá del puramente agrario.
También es necesario que los futuros gobernantes en Andalucía se planteen programas de actuación ante los acuerdos que ponen en riesgo las producciones de frutas y hortalizas andaluzas debido a que estos países poseen factores de producción más competitivos que los nuestros, fundamentalmente el menor coste de la mano de obra, factor competitivo que hemos de superar mediante una mejor calidad y más productividad en nuestras explotaciones.
El futuro del sector hortofrutícola, como el de todos, pasa por un cumplimiento estricto de los acuerdos así como por la aplicación y verificación de los requerimientos en cuestiones sanitarias y de calidad para todos los productos que pongamos a disposición del consumidor europeo.
Una muestra de la importancia de esto la encontramos en el mercado avícola, el cual ha entrado en una crisis de consumo que ha perjudicando gravemente a los productores, debido a una crisis sanitaria mal gestionada en un continente muy alejado del nuestro.
El futuro de las producciones agrarias andaluzas pasa también por una mejora de las estructuras, de las infraestructuras y de la investigación, que permita una mejor competitividad por el camino de unas explotaciones modernas, altamente cualificadas y tecnificadas.
En relación con las cuestiones de investigación, al igual que Andalucía esta siendo pionera en investigaciones avanzadas en proyectos tan cuestionados como el del campo de las células madre de origen embrionario, en el cual hay un gran conflicto social que la Junta de Andalucía ha preferido circunscribir al área de los investigadores; de igual forma, los organismos modificados genéticamente han de ser incorporados a los factores de producción de nuestra agricultura, en base a lo dictado por la ciencia, obviando los fantasmas que por parte de algunos se vienen agitando. Los científicos de todo el mundo vienen demostrando día a día la inocuidad de los OGM cuando se usan de una forma correcta y así lo confirma el incremento de las superficies cultivadas en todo el mundo.
La mejora de los factores productivos tales como las infraestructuras de riego han de ser prioritarias para Andalucía, para ello urge la aplicación del Plan de Modernización de los Regadíos, asegurando de esta manera las dotaciones de agua a las explotaciones y planificando correctamente la gestión de las dotaciones de agua.
Ello permitirá un abanico más amplio de producciones y una continuidad en la presencia en los mercados, clave para el acceso a las redes de comercialización
Es urgente dotar de fondos necesarios a los programas de infraestructuras rurales y agrarias, la mejora de los caminos rurales y carreteras secundarias junto con la electrificación total y el acceso de redes telefónicas e informáticas en las explotaciones deben de ser una prioridad, con ello se asegurará el desarrollo rural y agrario.
Se ha de procurar que las empresas agrarias andaluzas alcancen una dimensión óptima que les permita acceder a los mercados en unas condiciones mas ventajosas. Pero se ha de lograr que este crecimiento y optimización de la dimensión no sea tomado como excusa por la administración para negarle el acceso a las posibles ayudas para la mejora de las estructuras. Tampoco debería serlo la forma jurídica que se adopte para una mejor gestión.
Sería exigible a cualquier gobernante una equidad en cuanto a las exigencias que se impongan al sector productivo agrario, siendo exigibles aquellos requerimientos que sanitariamente y medioambientalmente sean correctos, pero no haciéndolo de una forma exagerada que estrangule el desarrollo.
Resulta doloroso ver como la Junta de Andalucía instaura los impuestos medioambientales o las limitaciones al uso de las zonas rurales cuando esa misma exigencia no es aplicada en zonas urbanas, como ocurre en el caso de las emisiones de gases con efecto invernadero. La falta de cumplimento de los objetivos de alguna parte de la sociedad no debe ser asumida por el sector agrario, el cual se coloca con una nueva desventaja competitiva.
El saldo medioambiental de la agricultura es positivo, llegando a descontaminar una hectárea de maíz, el doble que una de bosque. A pesar de esto, cada vez son más las limitaciones de uso que como consecuencia de normas medioambientales y figuras de protección sobre la naturaleza está soportando la agricultura y ganadería andaluza, aspectos que deben de ser realizados con el consenso de los agricultores y propietarios y que deben de ser compensados adecuadamente, debiéndose de sensibilizar a los ciudadanos sobre estos temas.
Sirva como ejemplo el Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche, en donde la administración no tiene ni una sola hectárea, habiéndose conseguido un magnifico Parque Natural para todos los ciudadanos sin haber compensado a los propietarios del terreno.
También debe ser preocupación de los responsables andaluces la aplicación unitaria en España de la reforma de la Política Agraria Común, a fin de que no haya desigualdades entre comunidades autónomas, aplicando de una forma ordenada las medidas horizontales tales como el desacoplamiento, la condicionalidad o los sistemas de asesoramiento a las explotaciones. Se ha de estar atento a la publicación de las diferentes normativas de desarrollo a fin de que su aplicación no cree situaciones de desventajas en los agricultores andaluces. En ASAJA-ANDALUCIA hemos logrado llegar a acuerdos de consenso en cuanto a las formas y tiempos de aplicación de esta reforma.
Otro reto que la agricultura tiene es la implantación de un sistema de seguros agrarios más exhaustivo y completo, que permita la universalización del mismo a fin de preservar la viabilidad del sistema. Este ha de ser un instrumento de garantías de rentas para nuestros productores.
Se ha de desarrollar por parte de las administraciones políticas fiscales que incetiven la inversión y permitan la viabilidad de las explotaciones. Mención especial debemos hacer a las cuestiones de transferencia de explotaciones de padres a hijos, mecanismo que ha de optimizarse para lograr una mayor tasa de incorporación de jóvenes a la actividad agraria. En la agricultura el principal factor productivo es la tierra, sobre la que recae, injustificadamente, limitaciones a las transmisiones cuyo fin es la pervivencia de la actividad productiva.
Las relaciones de las administraciones con las organizaciones que representan al sector agrario han de ser mas fluidas y no limitarse solo a escuchar sin asumir las reivindicaciones que se plantean. La colaboración que muchas veces se le pide al sector ha de ser correspondida de igual forma por las administraciones. No se puede considerar adecuada la actuación que el Gobierno Andaluz en ocasiones adopta, tendente a excluir de los organismos de asesoramiento a gran parte de los sectores implicados, como recientemente se pretende hacer mediante la propuesta de creación del Consejo Andaluz de Biodiversidad, donde se excluye la representación del sector agrario.
Debe también desecharse la mal llamada filosofía de la modulación, que no está resultando ser mas que un elemento que injustamente convierte en menos competitivas a las explotaciones más competitivas y viables, que son precisamente las que crean mayor mano de obra y riqueza.
Por último, y no menos importante, se ha de lograr una revalorización del papel de la agricultura en nuestra sociedad, desde ASAJA-ANDALUCIA venimos trabajando en favor de una agricultura competitiva, empresarial y respetuosa con el medio ambiente. Y todo ello incentivando un desarrollo rural y agrario sostenible, a través de estudios, informes y publicaciones, mejorando con ello la imagen del sector en unos momentos donde la reforma de la PAC ha puesto en serio peligro esta imagen. Ardua tarea la de intentar llegar a la sociedad en su conjunto para transmitir la realidad de un sector estratégico e indispensable como el nuestro
ASAJA