La mayoría de las variedades no encuentra ya comprador, y las partidas que están saliendo, con cuentagotas, apenas se pagan a 5 céntimos el kilo, cuando en los supermercados el kilo de patata ronda el euro, un diferencial inadmisible.
Para ASAJA, estas toneladas de patata sin salida, en una campaña en la que por lógica productiva no debía haber excedentes, es consecuencia del retraimiento del consumo y prueba que la crisis económica está castigando a la sociedad en su conjunto, y no sólo a inversores o inmobiliarias.
“El sector agrario y ganadero se ha convertido por desgracia en un barómetro que indica por dónde va una economía, y la española en estos momentos no ofrece la confianza suficiente al consumidor como para que compre carne, leche o patatas, productos básicos en los que la gente está ahorrando lo posible para que le llegue el salario a fin de mes”, resalta la organización agraria.
Otro punto que queda al descubierto, como ocurre con la carne, la leche, las frutas y el resto de verduras, es que el desmoronamiento de la economía de los productores no repercute lo más mínimo en la bajada de precios al consumidor, con diferencias escandalosas que nadie se preocupa en inspeccionar. Resulta paradójico que, mientras que los cultivadores de patata piensan en cómo dar salida a su producción, que puede acabar incluso en los vertederos, el consumidor sigue pagando un euro en el supermercado por el kilo de tubérculo.
ASAJA considera que es hora de poner medios para, primero, salir de esta crisis económica y conseguir que los consumidores recuperen la confianza y, segundo, arbitrar medidas para acortar márgenes comerciales que permiten que por un lado los ganaderos y agricultores lleguen a la quiebra y por otro lado los productos sigan encareciéndose en los puntos de venta.
ASAJA-Castilla y León