Nota de ASAJA
ASAJA-Andalucía quiere denunciar la manipulación a la que la Consejería de Agricultura pretende someter a los algodoneros andaluces al remitirles un cuestionario -aparentemente para recabar su opinión sobre la futura reforma del sistema de ayudas al cultivo del algodón- pero con el que realmente lo que pretende es conseguir que los agricultores apoyen los porcentajes de desacoplamiento de las ayudas defendidos por la Administración.
En el citado sondeo se ofrece “a modo informativo” una tabla con los ingresos aproximados que se obtendría por cada hectárea sembrada, en función del porcentaje desacoplado. El problema estriba en que en esta tabla se ofrecen unos datos que no se corresponden en absoluto con el panorama con el que se encontrará el algodonero, por lo que los ingresos alcanzados no se acercarían a los reales.
Para empezar se basan en una superficie sembrada de 85.000 Ha. cuando en 2003 se superaron las 94.000, y se fija un precio estimado del algodón de 0.264 euros/kg. (44 pesetas), una cifra extraída del precio mundial medio de las campañas de referencia (2000-2002), sin tener en cuenta que a éste habría que restarle los costes de desmotado, que en el sistema actual asume en su gran parte la UE. Según los cálculos de ASAJA-Andalucía, el precio que percibirían los algodoneros no superaría, en el mejor de los casos, los 0.211 euros (35 pesetas).
La Consejería de Agricultura plantea, en definitiva, la desaparición del actual sistema de deficiency payment, y hay que recordar que estos planteamientos chocan frontalmente con lo defendido por todo el sector dentro de la Mesa del Algodón. La intención de la Administración andaluza es sustituirlo por otro sistema en el que se mantenga una pequeña ayuda sobre la base de las referencias históricas, y una gran parte en base a una ayuda por hectárea, sin tener en cuenta la altísima volatilidad de los precios en el mercado del algodón. Si a esto se le añade que tampoco se puede controlar la paridad del euro con el dólar -moneda que fija el mercado mundial- tendremos un sistema sin garantías, y en el que todos los costes acabarán repercutiéndose al agricultor, puesto que ya no habrá un precio mínimo que tenga que respetar la industria.
Esto en suma, no significaría otra cosa que la total desaparición del cultivo del algodón puesto que ningún agricultor podrá asumir los riesgos que conlleva su siembra
ASAJA