La Organización Agraria asegura que de las 135.000 hectáreas de girasol contratadas para la producción de biodiesel –84.000 en Castilla-La Mancha-, sólo 20.000 hectáreas están sujetas a las condiciones del contrato-tipo, que incorpora la variabilidad de los precios en función de la evolución de los mercados tanto alimentario como del petróleo; el resto, se ha negociado al margen del acuerdo y, por tanto, con un precio fijo que puede calificarse como “miserable”.
ASAJA de Castilla-La Mancha ha manifestado que no existen argumentos que justifiquen que el girasol para biocombustible se pague a 15 céntimos frente a los 42 del mercado alimentario, a no ser el afán desmedido de la industria transformadora por enriquecerse a costa no sólo de los agricultores sino también del futuro de un cultivo alternativo.
Este hecho, según la organización, supone un agravio comparativo para los agricultores que han apostado por los cultivos energéticos que, además, acarrea graves consecuencias para su economía ya que se estiman unas pérdidas por hectárea superiores a los 100 euros.
ASAJA de Castilla-La Mancha ha advertido del riesgo de reducirse considerablemente, e incluso desaparecer la superficie de cultivos energéticos en la próxima campaña si no se resuelve esta situación que pasa por que las industrias transformadoras modifiquen los precios fijados en los contratos, equiparándolos a los del mercado alimentario.
La Organización Agraria ha expresado su indignación por lo que considera una burla a los agricultores y pide al Ministerio de Agricultura su mediación e información a las empresas de la realidad y de su obligación de transformar este girasol a biodiesel
Cuenca es la principal provincia productora de girasol destinado a uso de biodiesel, con el 80 por ciento de lo que se cultiva en Castilla-La Mancha que son 86.000 hectáreas. A nivel nacional, a la producción de esta oleaginosa se dedican 617.000 hectáreas capaces de producir 520.000 toneladas.
ASAJA-CLM