Aceptando como buenos los referentes a los cereales, donde se recoge una buena cosecha y un incremento de los precios del 32 por ciento del que no en todos los casos se benefició el productor, no es cierto que en la patata se haya producido un incremento de precios del 8,3% pues la realidad es que se ha vendido por debajo de 2006, y respecto a los cultivos industriales entre los que destaca la remolacha, ASAJA no entiende de dónde se saca el ministerio que el precio es del 5,7 por ciento superior al año anterior. Respecto al vino se refleja una caída de cosecha y de precio. Así las cosas, es rotundamente falso que el valor de la producción vegetal se haya incrementado en un 11,8% y más falso todavía en Castilla y León, donde salvo en los cereales en todos los demás cultivos el comportamiento es negativo.
En el sector ganadero los datos aportados por Agricultura son toda una provocación para los profesionales que a lo largo de 2007 no han dejado de perder dinero. Para no reconocer la crisis con toda su crudeza, el ministerio aumenta artificialmente las producciones y atenúa la caída de los precios, auque al final no le queda más remedio que contemplar una caída del valor de las ventas en todos los subsectores salvo en el pollo, los huevos y en la leche, aunque en este último caso no contempla la crisis de la leche de ovino, tan importante en Castilla y León.
El colmo de los despropósitos llega a la hora de restar los costes de producción. Según los sesudos expertos del ministerio, el campo ha gastado menos carburantes y electricidad que en 2007 –difícil de entender–, y además el precio de estos combustibles tan sólo se ha encarecido un 0,8 por ciento. También para producir más se han consumido menos fertilizantes y éstos han subido el 5,9%, cuando todos los agricultores han podido comprobar subidas entre el 30 y el 40 por ciento. También tendrá que explicar el ministerio a los ganaderos que la subida de los piensos se ha quedado en el 11 por ciento, cuando en ningún caso se pueden aceptar cifras inferiores al 32 por ciento.
Como no podía ser de otra manera, Agricultura cuenta hasta dos y tres veces la misma subvención, y con un gasto público congelado en ayudas al campo, estadísticamente las subvenciones subieron en 2007 un 6,2 por ciento. Claro que no dice qué subvenciones ni a quiénes, para que los afectados no les repliquen y les insulten por mentirosos.
En definitiva, el ministerio se ha inventado una renta agraria con la que poder hacer una campaña en las generales de marzo sin dar explicaciones al fracaso de su política en materia de agricultura y ganadería. No reconoce el encarecimiento desmesurado de los medios de producción, minimiza la crisis ganadera, exagera la bonanza del sector cerealista, no menciona, porque no le interesa, que la renta por ocupado sube por el efecto de la reducción del número de activos –el 3,5 por ciento–, y tampoco explica la pérdida de poder adquisitivo, al distanciarse cada vez más, por debajo, la renta agraria en términos constantes con respecto a la renta agraria en términos corrientes.
ASAJA de Castilla y León