Además, ASAJA calcula que pueden rondar el centenar los casos notificados por los distintos centros de salud de la región –ya son cinco las provincias afectadas– y que en estos momentos están pendientes de confirmación por parte del Centro Nacional de Bacteriología de Majadahonda.
Para ASAJA, estos nuevos datos confirman claramente la vinculación de la plaga de topillos que asola la región con el avance de la tularemia, y todo apunta que nos encontramos ante el inicio de un rebrote de la enfermedad que podría tener consecuencias más serias que en 1998, cuando se diagnosticaron más de medio millar de casos en la región.
Otro punto importante que ahora queda al descubierto es las causas de contagio de los casos ya confirmados que apuntan los servicios sanitarios de la Junta: desde la más conocida de manipulación de liebres o de cangrejos, hasta el contacto con el ganado, la alfalfa, paja o estiércol, o incluso los “paseos frecuentes por el campo” o “heridas en la mano causadas por planta”. “Es un espectro de causas tan amplio que se comprueba que nadie está a salvo de esta bacteria, ya que puede contaminar a pescadores, paseantes, niños… Es por tanto hora de que la Junta y la Consejería de Sanidad reconozcan que se trata de un problema de primera magnitud que afecta a la sociedad en su conjunto”, denuncia la OPA.
La primera demanda de ASAJA es que la Administración, para parar el avance de la tularemia, se emplee con la máxima eficacia y contundencia en la erradicación de la plaga, una plaga de roedores que no tiene precedentes en la historia. También es preciso un plan para prevenir futuros casos de tularemia, y dar compensaciones justas a los afectados por daños en sus cosechas. ASAJA considera que es hora de que la Junta asuma sus propias responsabilidades en un problema que hasta ahora ha tratado de minimizar y circunscribir al ámbito exclusivamente agrario, pero ahora los datos hablan por sí solos.
Asaja-Castilla y León