Nota de ASAJA
ASAJA firma con las organizaciones agrarias de 42 países un documento por el que se insta a los Gobiernos y a la OMC a que se respete el derecho de todos los países a atender a las preocupaciones de sus ciudadanos acerca de los productos alimenticios, más allá de las consideraciones puramente comerciales,
Sevilla, 16 de diciembre de 2005.- “La OMC mata a los agricultores”. Este es el lema que portan en la frente los más de 1.000 agricultores coreanos, con los que se ha reunido hoy la delegación de ASAJA en Hong Kong, y que desde el pasado lunes copan las televisiones de todo el mundo clamando en contra de una liberalización de los mercados agrarios que les está expulsando del campo.
La entrada indiscriminada de arroz barato procedente de las grandes potencias agrícolas (Tailandia, Brasil…) está arruinando a los agricultores coreanos, incapaces de competir con el arroz que les llega de estos países con grandes explotaciones y sueldos de miseria. Por eso, los agricultores coreanos piden un trato diferenciado para el sector agrario, un sector estratégico para la alimentación de cualquier país que no debería ser desmantelado.
Las organizaciones agrarias que representan a estos agricultores han suscrito junto con ASAJA y las organizaciones agrarias de otros 42 países una declaración conjunta en la que se afirma que la voz mayoritaria de los países de la OMC no esta siendo escuchada, ya que el libre comercio no regulado, beneficia a las grandes multinacionales y no a las naciones más pobres, por lo que hay que defender el derecho de todos los países a atender a las preocupaciones de sus ciudadanos acerca de los productos alimenticios, más allá de las consideraciones puramente comerciales, por lo que aspectos como seguridad alimentaria, respeto medioambiental, bienestar animal o protección de las denominaciones de origen, deben ser tenidos en consideración y reflejados en las conclusiones de la Conferencia.
ASAJA y el Comité de Organizaciones profesionales Agrarias de la Unión Europea (COPA) respaldan plenamente este documento y lamentan que los esfuerzos realizados por los agricultores europeos en los últimos años no hayan sido suficientemente valorados.
Así los responsables de ASAJA recuerdan que, con antelación a esta ronda, los agricultores de la Unión Europea han sufrido tres drásticas reformas de la Política Agraria Comunitaria que han reducido el presupuesto de la PAC en un 50% y han supuesto un cambio radical en su filosofía al desligar los pagos de la producción, con lo que se trata de pagos que no provocan ningún tipo de distorsión en los mercados.
Mientras tanto, los EE.UU. paradigma del liberalismo, mantienen unas ayudas agrarias mucho más elevadas (un agricultor estadounidense percibe de media tres veces más ayudas que uno europeo) y directamente ligadas a la evolución de los precios (pagos contracíclicos) lo que distorsiona de forma gravísima el mercado mundial.
Por otra parte, tal y como la delegación de ASAJA recuerda, Europa es la principal importadora de productos agrarios, en especial de productos procedentes de los países en desarrollo. La UE importa más que EE.UU., Australia, Japón, Canadá, Nueva Zelanda y Australia juntos, y lo que es más importante, el 80% de las exportaciones de países en desarrollo tienen como destino la UE.
Y además Europa es, en este momento, la auténtica abanderada del desarme arancelario en apoyo de los países en vías de desarrollo. La UE ha firmado la iniciativa “Todo excepto armas”, una iniciativa que permitirá que los 50 países menos avanzados del mundo puedan vender sus productos en Europa sin pagar ningún arancel, ningún otro país desarrollado ha hecho algo igual. ¿Dónde está el proteccionismo europeo?
Sin embargo, parece que ni en Hong Kong ni en la propia Europa se aprecian estos esfuerzos, que han situado a la agricultura europea al borde de la extenuación, puesto que la última reforma de la PAC está impulsando al abandono masivo del campo. Así en España, en el presente ejercicio se ha abandonado el 30% de la superficie de trigo duro, y se prevé que tras la entrada en vigor de la reforma del algodón en la campaña de 2006 y la del azúcar en la de 2007 se abandone al menos el 50% de la superficie de estos cultivos.
Por ello, no es de extrañar que ASAJA y los agricultores europeos acabemos teniendo más cosas en común con los agricultores coreanos que con nuestros propios dirigentes políticos, pues para ambos la conclusión final es la misma: “La OMC mata a los agricultores”.
Ante este escenario, los agricultores europeos necesitamos más que nunca del apoyo de nuestras sociedades y de nuestros Gobiernos, por lo que desde aquí instamos al Gobierno de España y a la Unión Europea a que respeten los acuerdos alcanzados y presten más atención a este sector estratégico, capital para nuestra subsistencia y para la propia existencia de la Unión Europea, que no puede permitir que esté en peligro su propia autonomía alimentaria. Por tanto, una política agraria que garantice que los ciudadanos europeos podrán mantenerse con sus propios recursos es una auténtica necesidad.
ASAJA