No basta más que darse una vuelta por las comarcas cerealistas de Peñaranda, Alba, Salamanca, noreste de La Fuente y este de Ledesma para comprobar la escasa altura de la cebada, por debajo de lo habitual, y hacerse una idea de la catástrofe que se avecina, con rendimientos que podrían ser nulos en muchas parcelas de la provincia o no superar ni los 1.000 kilos de media por hectárea aunque lloviera. La cosecha de trigo no se presenta mucho mejor y aunque la siembra sobre leguminosas garantiza algo más de productividad, las expectativas apuntan a resultados muy por debajo de la campaña de 2008, cuando se superaron los 4000 kilos en la comarca de Peñaranda, una cifra histórica que, en 2009, se quedaría en el millar.
A estos pésimos avances de las producciones, ASAJA SALAMANCA apunta además la considerable reducción de las hectáreas sembradas en la provincia como consecuencia del encarecimiento de los inputs en las explotaciones (fertilizantes, abonos, gasóleo, tarifas de riego, piensos, etc.). Si en 2008, las hectáreas de herbáceos rondaban los 196.000; en 2009, esa cifra ha disminuido hasta 150.000 en Salamanca; mientras que, a nivel regional, se ha recortado hasta 1.780.000 hectáreas, 420.000 menos que en 2.008.
Estos descensos en el número de hectáreas sembradas y la escasa producción que se anuncia hacen pensar en unas estimaciones catastróficas para la campaña 2009/2010, superando incluso lo acontecido en la primavera de 2005, una de las peores de las últimas décadas.
Este balance climatológico es más alarmante, si cabe, en los pastos y las charcas donde el ganado ya no tiene sustento alguno para alimentarse, con el consiguiente sobrecoste para las explotaciones en pienso y agua. El abundante calor registrado las últimas semanas ha afectado además a los cultivos de regadío, con una falta de nascencia que ha obligado a depender más aún del riego.
Ni siquiera en esta semana, cuando el hombre del campo celebra la festividad de su patrón, San Isidro Labrador, tampoco aparecerán las ansiadas lluvias. Según las previsiones climatológicas, salvo alguna tormenta puntual, las lluvias no van a hacer acto de presencia, a pesar de las plegarias constantes de los agricultores y ganaderos salmantinos.
Desde ASAJA SALAMANCA se califica, pues, de “inquietante” la situación general del campo en la provincia. Por ello, de no producirse las lluvias de mayo, la cosecha de cereal sería prácticamente inexistente el próximo mes de julio. Sólo queda esperar a que San Isidro escuche las plegarias de agricultores y ganaderos, el próximo viernes, y el agua haga acto de presencia.
ASAJA Salamanca