Por ello, con motivo de San Isidro, ASAJA quiere hacer llegar al consumidor el retrato de un auténtico empresario que apuesta por sobredimensionar su explotación a pesar de la crisis económica y que sustenta la base alimenticia de la población a un bajo coste estancado desde hace décadas percibiendo, a cambio, un escaso o incluso nulo margen de beneficio.
En un negocio al aire libre como el de la agricultura o la ganadería, es obligado recordar al consumidor que las ayudas compensatorias percibas por los hombres y mujeres del campo están destinas y concebidas para paliar una considerable pérdida de renta agraria sufrida en las últimas décadas, desde el nacimiento y adhesión a la Comunidad Europea.
Las quejas y los malentendidos “lloros”, pues, no son “gratuitos”. Resulta incomprensible, en este contexto, que suba el precio del pan, el de la carne o la leche mientras el agricultor y el ganadero continúan obteniendo los mismos beneficios que en 1980 al tiempo que soportan un incremento de los piensos, el carburante o los fertilizantes. Progresivamente, cada año, se evidencia y agrava más aún ese desfase de precios, con lo cual, el desequilibrio de la balanza se inclina a favor de la especulación y en contra de los productores españoles acrecentando progresivamente sus pérdidas.
Es por ello necesario revalorizar la profesión del campo con precios dignos, acordes al siglo XXI. Hay que descartar de una vez los eufemismos que hacen del agricultor, ante la sociedad, “un llorón”. Es imposible obtener rentabilidad de un sector que vende muy por debajo de los costes de producción. Qué mejor festividad que la de nuestro patrón para ensalzar la labor del hombre y la mujer del campo. Sólo queda rezar para que las lluvias nos acompañen.
ASAJA Salamanca