Nota de ASAJA-Sevilla
La aprobación ayer de la variante de maíz Bt-11 para su comercio en la Unión Europea es una gran noticia para los agricultores, pues con su aprobación se pone fin a la moratoria de hecho que impedía la aprobación de variedades mejoradas genéticamente, fundamentales para garantizar la competitividad de las explotaciones agrarias europeas.
Desde ASAJA-Sevilla confiamos en que esta aprobación sea el paso previo para aprobar también las nuevas variedades de algodón Bt, que ya se cultivaron de forma experimental en Andalucía en las campañas 97, 98 y 99 con excelentes resultados.
Esta variedad de algodón, resistente a las plagas de lepidópteros, es la única, de todas cuantas se ofrecen actualmente en el mercado, que puede garantizar la pervivencia del cultivo en España a partir del 2006, tras la entrada en vigor de la pésima reforma aprobada el pasado 22 de abril en Luxemburgo; puesto que al ser resistente a los lepidópteros reduce sustancialmente el número de tratamientos, lo que supone una importante rebaja de los costes de cultivo y permite que el agricultor alcance el umbral de la rentabilidad.
Si la pasada campaña los algodoneros andaluces hubieran contado con estas nuevas variedades se hubieran ahorrado 180 millones de euros, que fue el sobrecoste al que tuvieron que hacer frente como consecuencia del incremento en el uso de insecticidas y otros productos fitosanitarios necesarios para luchar contra las plagas del cultivo.
Desde ASAJA-Sevilla esperamos que tras la aprobación del maíz Bt-11 la Comisión ponga fin de una vez a la contradicción en la que está cayendo al no autorizar el cultivo de algodón Bt, puesto que el 60% de la fibra de algodón se importa de países como EE.UU. o China, donde la mayor parte de la producción es mejorada genéticamente.
Debemos recordar que incluso Gran Bretaña, el país más reticente a la aprobación de los OGMs, aprobó el pasado mes de febrero el cultivo de maíz Bt, y algunos de sus más prestigiosos biólogos son firmes partidarios de estas nuevas variedades. Entre ellos el director del Centro Biomédico de Oxford, Charles Pasternak, quien recientemente aclaraba que “estos alimentos no suponen ninguna diferencia con cualquier otro en el proceso digestivo”. Pasternak, que lleva varios años analizando la posibilidad de que las proteínas de los OMG pudieran provocar algún tipo de alergia en los consumidores, ha descartado finalmente esta opción, avalado por ocho años de consumo de millones de personas en América, Argentina, Canadá y China. En todo este tiempo, según comenta Pasternak, “los habitantes de estas zonas han estado comiendo productos biotecnológicos sin que se haya registrado ningún proceso alérgico, por lo que su seguridad queda demostrada”.
Fuera de la Unión Europea cada año se amplía más el abanico de cultivos y el número de cultivadores que tienen acceso a estas nuevas tecnologías, así, de los 5 millones de agricultores que cultivaron semillas transgénicas en 2002, hemos pasado a más de 7 millones en 2003. Mientras, los agricultores europeos tenemos vetado el acceso a muchas de estas variedades, lo que está provocando que tengamos que competir en situación de desventaja con estos países con producciones transgénicas más productivas y competitivas, obtenidas con costes de producción mucho menores.
ASAJA-Sevilla