ASAJA-Sevilla pide el apoyo de toda la sociedad andaluza para paralizar la reforma de la CE

La cosecha española de algodón para la presente campaña se verá muy mermada por las plagas y la ola de calor y no superará las 294.500 toneladas, lo que supone que el productor español recibirá, a final de campaña, un precio que oscilará, según calidad y bonificaciones, entre 1,05 y 1,09 euros/Kg más las compensaciones por transporte e IVA

La reforma del régimen de ayudas al algodón presentada esta misma semana por el comisario de Agricultura de la Unión Europea, Franz Fischler, constituye el atentado más grave que sufren los productores de algodón desde que España firmará su ingreso en la CEE hace diecisiete años.

El cultivo del algodón constituye una singularidad de España y Grecia, los dos únicos países mediterráneos que producen algodón en la Unión Europea. La producción comunitaria de esta fibra es de 563.000 toneladas (entre España y Grecia), cifra que supone tan sólo el 2% de la producción mundial de algodón. Sin embargo, y pese a su reducido peso en el mercado mundial, se trata de un producto fundamental para el desarrollo de muchas comarcas andaluzas, especialmente del valle del Guadalquivir, en el que es prácticamente un monocultivo. El algodón proporciona 1.100.000 jornales en Andalucía y aporta 730 millones de euros al PIB andaluz, y de su cultivo viven directamente 10.000 familias en nuestra región.

Pese a la importancia de estos datos, el comisario de Agricultura ha planteado suprimir el régimen actual de ayudas (dirigido a compensar a los agricultores vía precio en función de los kilos producidos) para sustituirlo por una ayuda parcialmente desacoplada, un sistema que supondría el fin del cultivo, puesto que con el desacoplamiento parcial propuesto la siembra de algodón sería inviable por falta de rentabilidad.

Este asunto de máxima actualidad centró el debate y las preguntas del millar de agricultores que participaron hoy en Lebrija en la XVI Jornada Algodonera de ASAJA-Sevilla. En el encuentro, patrocinado por la Caja Rural del Sur, también se trataron otras cuestiones candentes y de gran trascendencia para el cultivo del algodón español: como la petición de los países centroafricanos, apoyados por Francia y Alemania, para que la Unión Europea suprima las ayudas al algodón; la propia evolución de la presente campaña, muy irregular y con graves pérdidas provocadas por la ola de calor y las plagas; y las alternativas que ofrece la biotecnología agraria para evitar la proliferación de estas.

En la jornada, que fue inaugurada por el alcalde de Lebrija, Jerónimo Pérez, y por el presidente de ASAJA-Sevilla, Ricardo Serra, intervinieron también José Ignacio Cubero, catedrático de Genética y Mejora Vegetal de la Universidad de Córdoba; Juan Carlos Gutiérrez, director general de Eurogenetic; Antonio Jiménez, ingeniero Agrónomo de Dafisa; Serge Moreno, responsable de Barbier S.A., Julián Martín, responsable de algodón de la Delegación provincial de Agricultura de Sevilla y Emilio Gutiérrez, miembro del Comité Consultivo de Algodón de la Unión Europea y responsable de la sectorial de algodón de ASAJA. La clausura del acto estuvo a cargo del delegado provincial de Agricultura, José Núñez.

El responsable de la sectorial de algodón de ASAJA, Emilio Gutiérrez, expuso los puntos principales de la reforma del régimen de ayudas al algodón planteada por Fischler. Una reforma que sigue el modelo de desacoplamiento (desvinculación de las ayudas de la producción) trazado por la reforma general aprobada el pasado mes de junio. Este modelo es inviable en el caso del algodón, un cultivo que, debido a los costes tan elevados que soporta, sólo es viable si se incentiva al productor, tal y como hace el régimen actual, en el que la ayuda se otorga en función de los kilos producidos y como compensación a los bajos precios del mercado internacional.

La propuesta de reforma de Fischler plantea la supresión del sistema actual y su sustitución por un nuevo sistema en el que el productor recibirá las ayudas por dos vías: un pago desacoplado equivalente al 60% del gasto de apoyo al productor en función de las producciones de los años de referencia e independiente del tipo de cultivo que siembre a partir de la reforma, y un pago acoplado por superficie, ligado a la siembra efectiva de algodón, y equivalente al 40% del gasto de ayuda al productor.

Con este nuevo sistema, tal como expuso Emilio Gutiérrez, «el cultivo está abocado a la desaparición, pues con el cobro de la ayuda a la superficie y la venta del algodón al precio de mercado mundial el algodonero no llegará siquiera a cubrir los costes de producción, lo que provocará la inmediata desaparición del cultivo y de toda la industria auxiliar ligada a él».

Ante esta dramática situación, el presidente de ASAJA-Sevilla, Ricardo Serra, hizo un llamamiento a las autoridades más directamente implicadas: ministro de Agricultura y consejero de Agricultura, pero también al Presidente de la Junta de Andalucía y a toda la sociedad andaluza, a quienes trasladó la llamada de todo el sector «para que con su apoyo logremos impedir que se apruebe esta reforma tan dañina para el campo andaluz».

Otro asunto que copó el interés de los agricultores fue el de la aplicación de la biotecnología en la mejora del cultivo del algodón. Un asunto que desarrolló el catedrático de Genética y Mejora Vegetal de la Universidad de Córdoba, José Ignacio Cubero, quien se mostró firme partidario de la aplicación de las nuevas tecnologías al campo de la mejora vegetal, y especialmente en el caso del algodón, un cultivo amenazado por los ataques de lepidóteros, que requieren de continuos y costosos tratamientos que se están mostrando incapaces en el control de las plagas.

A juicio de José Ignacio Cubero «el algodón modificado genéticamente se ha erigido como la mejor solución para combatir estas plagas, incrementar la producción, reducir el número de los tratamientos fitosanitarios, y consecuentemente, disminuir el coste económico y medioambiental de los mismos».

Tal como puso de manifiesto Emilio Gutiérrez en su análisis de campaña, las altas temperaturas que hemos soportado este verano han disparado las plagas (especialmente de heliotis) y su incidencia y han obligado a los agricultores a multiplicar los tratamientos, con el consiguiente incremento de costes. Asimismo, ante la duración inusual de estas altas temperaturas la demanda hídrica de las plantas se ha incrementado y ha debido ser compensada con riesgos excepcionales que han supuesto también un incremento en los costes productivos del cultivo. Las altas temperaturas han incidido gravemente también en el desarrollo vegetativo del cultivo, y pese al incremento de los riegos y los tratamientos, es previsible que se produzca una reducción significativa de la producción.

Frente a las previsiones oficiales, optimistas en exceso, el aforo de los Servicios Técnicos de ASAJA-Sevilla fija la cosecha española de algodón para la presente campaña en 294.500 toneladas, lo que supone que la media de producción se situará por debajo de los 3.100 Kg/ha. en esta situación, el productor español recibirá a final de campaña un precio que oscilará, según calidad y bonificaciones, entre 1,05 y 1,09 euros/Kg más las compensaciones por transporte e IVA.

La otra amenaza que se cierne sobre los productores de algodón se origina en la pretensión de un grupo de productores centroafricanos, apoyados por los Gobiernos de Francia y Alemania, para que se eliminen las ayudas europeas a este cultivo. Tal como puso de manifiesto el presidente de ASAJA-Andalucía y vicepresidente del COPA, Ricardo Serra, «este grupo de países ha conseguido que la Organización Mundial de Comercio (OMC) admitiera la inclusión de este punto en el orden del día de los debates que se han celebrado recientemente en Cancún, un precedente sumamente peligroso para nuestro algodón y nuestra agricultura».

Serra ha reiterado hoy la denuncia que ya hiciera desde México a los Gobiernos de Francia y Alemania, con importantes intereses comerciales y textiles en estos países, que no hace demasiado tiempo fueron sus colonias. La industria de desmotado de estos países africanos está mayoritariamente en manos francesas y alemanas, lo que nos ofrece un poco de luz sobre el interés que tienen estos dos países en fomentar una campaña de acoso y derribo contra el algodón mediterráneo.

» Los productores europeos de algodón, según aclaró Serrra, no suponen ninguna amenaza para el comercio mundial, pues Europa es importadora neta de algodón, puesto que las producciones españolas y griegas tan sólo satisfacen el 15% de las necesidades de la industria textil europea, por lo que el 85% restante viene de terceros países, y fundamentalmente de África Central, países que tiene acuerdos muy ventajosos con la Unión Europea». «Con el 2% de la producción mundial –añadió Serra- difícilmente se puede desestabilizar un mercado».

Asaja

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