Nota de Asaja
Ni en la peor de las quinielas nos hubiéramos atrevido a pronosticar un resultado como este. España, primer país productor de aceite de oliva y aceituna de mesa del mundo, ha resultado duramente vapuleada al no conseguir el demandado y más que justificado incremento de presupuesto para el olivar español. La nueva titular del MAPA no ha sido capaz de que se incremente el presupuesto para compensar el agravio comparativo que en las últimas campañas ha sufrido el olivar español, la única demanda sobre la que existía un acuerdo pleno en todo el sector productor español, dado que desde que en 1998 se aprobara la reforma de la OCM de este cultivo nuestro país ha resultado sistemáticamente penalizado en todos y cada uno de los ejercicios por superar la cantidad nacional garantizada de 776.000 toneladas que entonces se le concedió.
Los olivareros españoles resultan doblemente agraviados, pues no sólo se quedan sin el justificado incremento presupuestario, sino que además, tienen que contemplar atónitos como se incrementa el presupuesto de Portugal y Francia mediante el reconocimiento de las plantaciones realizadas con posterioridad al 1 de mayo de 1998.
En esta recta final de las negociaciones España no ha conseguido nada: ni incremento presupuestario para nuestro olivar, ni reconocimiento pleno para nuestra realidad productiva, ni la plena consolidación de la distribución territorial de las ayudas al olivar, ni mantenimiento de las ayudas a la producción para el algodón, que ha sido desacoplado en un porcentaje ligeramente superior al que ya se barajó en la primera propuesta, lo que indefectiblemente supone la desaparición definitiva de este cultivo en nuestro país, al que ya se le ha fijado una fecha de defunción, el año 2006.
El otro sector en reforma, el del tabaco, es el único que mejora ligeramente con respecto a las posiciones iniciales, pues la Comisión ofrece flexibilidad a los estados miembros para que mantengan un pago acoplado al cultivo, aunque esta opción tampoco salva la situación del tabaco andaluz, mayoritariamente de la variedad Burley (tabaco negro) y con graves problemas de mercado y de subsistencia, por lo que los productores esperaban conseguir un desacoplamiento pleno del cultivo.
Por otra parte, "nuestros aliados naturales" Alemania y Francia, países a los que el nuevo Gobierno ha comunicado su intención de satisfacer en sus principales demandas en la negociación de la nueva Constitución Europea (olvidando lo conseguido por España en el tratado de Niza) nos han humillado de la manera más rotunda, defendiendo los intereses de las desmotadoras de algodón de sus antiguas colonias y permitiendo que se apruebe una reforma en contra del principal país productor.
El Gobierno español ha pecado de exceso de confianza al creer que con la cesión sobre la nueva constitución obtendría de manera inmediata el apoyo en la reforma de estos dos países.
A la finalización de la sesión del Consejo de Ministros en Luxemburgo, el presidente de ASAJA-Andalucía, Ricardo Serra, mostró su más absoluta decepción con el acuerdo alcanzado, puesto que el escenario final es el peor de todos los posibles, y tanto el olivar como el algodón y el mundo rural andaluz salen tremendamente debilitados con esta reforma.
Desde ASAJA-Andalucía tenemos también que lamentar la falta de peso político de Andalucía en estas negociaciones, pues pese a ser la comunidad autónoma más afectada por la reforma ni el consejero de Agricultura en funciones, Paulino Plata, ni el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, han mostrado el más mínimo interés en la recta final de la negociación de una reforma clave para el campo andaluz.
Respecto al escenario que ahora se abre, desde ASAJA-Andalucía hacemos un llamamiento al compromiso del nuevo Gobierno de España y del Gobierno andaluz para apoyar a estos sectores. En el caso del algodón, el cultivo más afectado por la reforma, este apoyo pasa por que se empleen fondos propios, en la medida en que la legislación comunitaria lo permita, para llevar a cabo una reconversión de la industria desmotadora y para dinamizar las comarcas afectadas. En el caso del olivar, desde ASAJA-Andalucía debemos recordar el compromiso para evitar la transferencia de renta entre regiones, de manera que la parte de la ayuda que se desacople se distribuya siempre dentro de la región que la generó.
Asaja