Esto implicaría para la marca gozar de protección pública en territorio comunitario bajo una Identificación Geográfica Protegida, según informó el Gobierno canario en un comunicado.
Desde el inicio de la actual legislatura el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), ha trabajado para que el mayor número de producciones agrarias de las islas obtengan sellos de protección europea y de esta manera, en paralelo se han centrado los esfuerzos en productos como la papa antigua, el gofio, la miel o el plátano.
En Canarias se cultivan diferentes variedades de esta fruta, aunque se comercializan bajo la marca común ‘Plátano de Canarias’ que gestionan los propios productores. Según remarca el director del ICCA, Guillermo Díaz Guerra, esto implicaría que sólo la fruta obtenida en las islas, sujeta a los controles y certificación requeridos, podría venderse haciendo alusión alguna al archipiélago, evitando así la competencia desleal.
Para Díaz Guerra constituye «una satisfacción enorme y un gran salto cuantitativo y cualitativo» el que uno de los productos más emblemáticos del campo canario se acoja a un sello de calidad diferenciada, «ya que esa es una de las principales misiones del Instituto».
Según indicó el director del ICCA, la celeridad y rigurosidad con que se ha elaborado el expediente técnico por parte de los operadores que aglutina Asprocan, demuestra «un perfecto conocimiento de la normativa comunitaria y la madurez que conlleva someter sus producciones a un control extraordinario y adicional de calidad».
«Damos un paso muy importante para garantizar la continuidad y excelencia de nuestro sector primario, volcado en ofrecer un producto de primer nivel que además permite generar empleo y conservar el paisaje, frente a las producciones de bajo coste e inferior calidad procedentes de terceros países», destacó.
La culminación de estos trabajos técnicos ha llegado en el momento en que los productores canarios presentan ante el órgano competente todo el expediente completo para cumplir la norma comunitaria.
De esta manera, se ha elaborado una «densa» documentación que contiene la descripción del producto, la singularidad del mismo, su historia asociada al archipiélago, y sus características diferenciales que lo hacen superior al resto de las producciones mundiales.
La solicitud de obtener este sello de calidad diferenciada implica la aceptación por parte de los operadores de someterse a un control extra de trazabilidad y calidad final que culmine en una certificación de producto, aspecto este que, en opinión de Guillermo Díaz Guerra, «no supondrá, debido lo intenso de los autocontroles ya establecidos por Asprocan, ningún esfuerzo para unos operadores que se han caracterizado por su rigor y profesionalidad».
Europa Press