AVA-ASAJA achaca buena parte del origen de la expansión de la plaga de mosquitos y de ‘mosca negra’ a las nuevas limitaciones en materia fitosanitaria. La inusual propagación de estos insectos y sus efectos sobre los ciudadanos de municipios colindantes con la Albufera es hoy un problema generalizado en las área de influencia de arrozales como los de Sevilla (Valle del Guadalquivir, en Doñana) o los de Tarragona (Delta del Ebro) donde se han tenido que tomar medidas excepcionales similares a las adoptadas por el Ayuntamiento de la capital del Turia.
El presidente de esta organización, Cristóbal Aguado, advierte que como las restricciones europeas irán a más “el problema lejos de atenuarse podría pasar a ser endémico” y advierte que “la expansión sin control de las plagas no sólo afectarán a zonas próximas a humedales sino también a otras periurbanas como, por ejemplo, la de la Huerta de Valencia”.
Efectivamente, el humedal valenciano se ha convertido este verano en un criadero masivo de insectos, con poblaciones sensiblemente superiores a las registradas en años anteriores. Lo acontecido en el lago ha provocado más daños de los habituales en el arroz pero también graves molestias a los ciudadanos, que han sufrido dolorosas picaduras y han llegado a saturar los centros sanitarios de la zona.
Y a juicio de AVA-ASAJA, el origen de este fenómeno no sólo responde a cuestiones climáticas, como la subida brusca de las temperaturas, sino que está íntimamente vinculado con las limitaciones que vienen sufriendo los arroceros en la lucha contra otras plagas estrictamente agrarias, como el pulgón del arroz. “Los fitosanitarios se tiran contra una plaga concreta pero permiten controlar otras, como en este caso los mosquitos ”, explica Aguado.
En este sentido y para la lucha contra el pulgón del arroz, la aplicación de la directiva 91/414 ha supuesto que sólo quede una materia activa contra esta plaga, el Etofenprox. Un producto que es extremadamente caro y sobre el que la UE aún no se ha pronunciado sobre si se mantendrá en el listado de fitosanitarios autorizados. El descontrol de la plaga de mosquitos y de ‘mosca negra’ ha obligado a los arroceros y al propio consistorio a asumir tal gasto y el resultado ha sido que la población de insectos que afectaba a los vecinos efectivamente se ha reducido pero no así la del pulgón.
Contra el ‘cucat’ –que por las restricciones europeas desde hace años que se trata de controlar con sistemas de lucha biológica – se venía usando también el Malatión, que este año ha sido prohibido. Se realizaban fumigaciones aéreas controladas y a dosis muy bajas sobre el cañizal, nunca sobre el agua del lago. Y el efecto de este insecticida contra el ‘cucat’ del arroz también era muy eficaz para controlar los mosquitos.
La regulación europea en materia medioambiental también prohibió este año la quema de la paja que siempre se ha realizado después de la siega del arroz. La consecuencia fue el podrido de toneladas de estos restos, la contaminación de las aguas, la muerte de peces y ahora la sobrepoblación de mosquitos. “Cuando Bruselas toma decisiones de este tipo tendría que pensar en las consecuencias medioambientales y antes de prohibir insecticidas o prácticas agrícolas ancestrales tendría que dar las alternativas”, denuncia Aguado.
AVA-ASAJA