Ayer entró en vigor el Reglamento 1221/2008 de la Comisión Europea (CE) por el cual se eliminan 26 de las 36 normas de calidad comercial hasta ahora vigentes de frutas y hortalizas. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) advierte que esta supresión no sólo abre las puertas de la Unión Europea a la importación barata y de baja calidad sino que también puede implicar un mayor riesgo de introducción de género afectado con plagas y enfermedades de cuarentena. “Los géneros de peor calidad son los que menos se cuidan, crecen de manera más asilvestrada y por tanto son los más sensibles también a ser atacados por patógenos agresivos, algunos de ellos no existentes en Europa”, aclara el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado.
Además, como la supresión de normas de calidad coincide con el inicio del grueso de la campaña de importaciones del hemisferio sur, AVA-ASAJA exige un endurecimiento de las inspecciones fitosanitarias en los puertos de entrada y de los controles de calidad bajo las normas que aún siguen vigentes en España. “La CE ha tomado una decisión equivocada y comienza a aplicarla en el momento más inoportuno”, critica Aguado.
El único requisito para comercializar es que no presenten “podredumbre u otras alteraciones que los hagan impropios del consumo”, lo que –como en su momento reconoció hasta Bruselas– favorecerá la venta de frutas y hortalizas defectuosas. Para Aguado, “las consecuencias serán malas tanto para los consumidores, porque la medida podría hacer de Europa el basurero del mundo, como para los agricultores, que no podrán competir por precio precisamente porque la propia Comisión Europea ha insistido durante décadas al sector español y europeo en apostar y diferenciarse por la calidad”.
A pesar de que Bruselas ha decidido bajar los parámetros mínimos de calidad de los productos frescos con el último propósito de presionar los precios del consumidor a la baja, Aguado concluye que “puede salirle el tiro por la culata, porque en el momento en que Europa cierre sus explotaciones, pase a depender de las importaciones y se vea obligada a pasar por el aro de países terceros, la inflación de los alimentos estará garantizada”.
Los 26 cultivos que se quedarán sin normas de calidad -puerros, berenjenas, calabacines, pepinos, endibias, repollos, coles de Bruselas, apios, espinacas, coliflores, alcachofas, zanahorias, espárragos, guisantes, judías, ajos, cebollas, melones, sandías, nueces y avellanas con cáscara, champiñones, aguacates, albaricoques, ciruelas y cerezas- se podrán comercializar a granel y sólo se les reclamará la identificación del país de origen y que cumplan con la genérica definición de tener “una calidad sana, cabal y comercial”.
Para el resto -entre ellos los cítricos, lechugas, tomates, fresa o melocotón- seguirán en vigor las normas referidas a calibres, peso, número de frutos, homogeneidad que definen los distintos tipos de formato y calidades y que hasta ahora eran determinantes en la conformación de un precio para el consumidor. Sin embargo, podrían pasar a venderse sin cumplir los requisitos siempre que en su etiquetado se aclare que “no son conformes con las normas de comercialización comunitaria” o se especifique que se trata de un “producto para transformación”, un extremo que AVA-ASAJA considera igualmente “inaceptable”.
AVA-ASAJA
Señor Aguado: Las normas de calidad surgen espontáneamente de la infinidad de contactos e información que recibimos a diario. Son oportunidades para los agricultores que sepan ver su momento en un mercado cada vez más competitivo. Vd representa a un sindicato cuyo presupuesto está subvencionado en más del 90 % por la Generalitat Valenciana y eso le convierte en un servil más de los intereses electorales de la Institución, ha perdido su independencia y los principios éticos basados en la moral tradicional, en la libertad y en el convencimiento de que nisguna persona o grupo, mucho menos los burócratas, puede dirigir, interviniendo, los destinos naturales de los ciudadanos.