AVA-ASAJA apoya a la industria fitosanitaria para agilizar la autorización de insecticidas en España

La entidad agraria lamenta la lentitud a la hora de tramitar las autorizaciones para nuevas sustancias ac­tivas. Mientras que en Francia se tarda algo menos de tres años en responder a una soli­ci­tud, en España el proceso se prolonga de media cinco años o más lo que “deja a los agri­cul­tores sin capacidad de reacción ante la irrupción de nuevas plagas”, advierte Aguado. Y el problema se agudiza en el caso de la agricultura mediterránea por un doble motivo: por­que es la que más patógenos foráneos está ‘importando’ y porque es la que más necesita de los insecticidas que la actual normativa ha retirado en masa.
Desde 1993 la aplicación de la directiva 91/414 –que a medio plazo se sustituirá por una regulación más restrictiva- ha servido para prohibir el 75% de las sustancias activas con las que se elaboraban los insecticidas, acaricidas y nematicidas.

Según un estudio de los servicios técnicos de AVA-ASAJA, en estos momentos exis­ten más de 50 plagas que afectan a los principales cultivos valencianos en los que se han de­tectado posibles problemas de resistencias a corto o medio plazo o, en el peor de los ca­sos, in­sec­ticidas que resultan -ya- ineficaces. La falta de fitosanitarios obliga a repetir los tratamientos con la misma sustancia lo que, unido a las restricciones en materia de residuos, ha co­men­za­do a disparar los daños causados por plagas que hasta hace poco se controlaban con relativa faci­lidad. Las pérdidas se multiplican cuando, a los patógenos habituales, se suman las nue­vas plagas ‘importadas’, insectos foráneos tan destructivos como la Tuta absoluta en el to­ma­­te, el picudo Rojo en las palmeras o el nuevo ‘cotonet’ (pseudocóccido) que ataca los cítricos en la zona de Les Valls. “Cada nuevo patógeno requiere del esfuerzo de los investigadores para dar con el fito­sa­ni­ta­rio adecuado. Una vez localizado y testado es la lentitud de la Administración en dar los co­rres­pondientes permisos la que contribuye a exasperar a los agricultores”, explica Agua­do.

Ava-Asaja.

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