Ava-Asaja espera que no se olvide al campo en la reforma del código penal

A juicio de la organización agraria el texto elevado a la Cámara Alta “sólo ataca la inseguridad rural de pasada, indirectamente” y los cambios introducidos para penalizar la reincidencia en los pequeños hurtos “difícilmente” se podrán aplicar para perseguir los robos de frutas y hortalizas o los asaltos a instalaciones de riego que asolan los campos valencianos.

Por este motivo, miembros de AVA-ASAJA se van ha reunir con responsables del Grupo Popular para pulsar la situación y proponer nuevas enmiendas que introducir durante la tramitación en el Senado que ahora comienza. La organización agraria ha trasladado ya a Convergencia i Unió (CiU) y al PSOE, tanto al PSPV-PSOE como al Grupo Socialista en el Senado, un informe con los cambios necesarios para que la delincuencia en el ámbito rural sea abordada. Con esta misma intención ha solicitado a sendas formaciones un encuentro. La organización agraria agradece el trabajo realizado por el diputado popular Federico Trillo Figueroa, quien trasladó la esencia de la postura de AVA-ASAJA. El congresista por Alicante alertó que los cambios pactados entre convergentes y socialistas no protegían del “terrible atenta­do contra la propiedad de nuestros agricultores” que supone, por ejemplo y según recoge el diario de sesiones del pleno, que el robo de hasta 1.500 kilos de naranjas siga siendo considerado por el futuro código como una ‘falta de hurto’ porque ésta no supera el valor de 400 euros. La moción del PP concedía a los delitos agrarios una consideración específica que supondría rebajar de 400 a 100 € la cuantía de lo sustraído para que la acción tuviera la consideración y el castigo de un delito de hurto.

“CiU impuso al PSOE cambios para frenar la ola de robos de carteristas que sufre Barcelona y me parece bien, pero los cambios planteados no podrán ser aplicados en beneficio de las víctimas de las bandas igualmente organizadas que asolan los campos”, denuncia el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado. Efectivamente, castigar con penas de cárcel (de fin de semana) y mantener un registro nacional para quienes se reiteren en la comisión de estas faltas podrá ser útil para procesar a los miembros de estas ban­das urbanas pero difícilmente tal cosa se podrá lograr en el caso de los robos en el campo. En el primer caso las detenciones realizadas suelen darse ‘in fragranti’ y la cuantificación del valor de lo hurtado lo que determina si es delito o falta es fácilmente cuantificable, lo que propicia que el caso pueda someterse a un juicio rápido. En el segundo, por el contrario, es casi imposible que los agentes puedan realizar detenciones ‘in fragranti’ y la calificación del hecho punible suele requerir de una valoración de lo robado. En tales circunstancias, el juez se ve obligado a abrir diligencias previas y a determinar un perito que valore lo sustraído, lo que puede dilatar el proceso durante años.

Excepcionalmente, fue tal cosa lo que aconteció esta semana en Foios, cuando un agricultor acudió a su campo y sorprendió al delincuente en su campo de naranjos. El individuo no pudo abandonar el lugar del robo porque la furgoneta con la que pretendía transportar lo sustraído se quedó encallada en el barro. En tales circunstancias, debió pensar que, dada la laxitud de la legislación para estos casos, más le merecía que­darse a cuidar el automóvil y arriesgarse a ser detenido como así fue que abandonarlo

Ava-Asaja

Deja una respuesta