Las intensas heladas que se registraron en la Comunidad Valenciana a finales de diciembre y en los primeros días de enero son la principal causa de las cuantiosas mermas sufridas por la citricultura, aunque el viento y la afección del ‘pixat’ provocada por la acumulación de la lluvia, también han contribuido de manera destacada a incrementar el alcance de los daños.
El presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, manifestó que el hecho de que cientos de miles de toneladas de cítricos hayan quedado «comercialmente inservibles» como consecuencia de las heladas, supone «un riesgo añadido que puede tener consecuencias muy negativas sobre el desarrollo de la campaña citrícola».
Así, alertó de que la coyuntura actual es «muy delicada porque hay un gran cantidad de fruta dañada por el frío que no debe salir a los mercados en fresco bajo ningún concepto». Para Aguado, «enviar mercancía helada supone defraudar las expectativas de los clientes y los consumidores con el resultado habitual en estos casos que es el hundimiento de los precios».
El presidente de AVA subrayó que los agricultores «no pueden repetir los mismos errores que se cometieron a raíz de las heladas de 2005». Por ello, exigió a los servicios de inspección de todas las administraciones que «extremen al máximo los controles sobre la fruta, tanto en el campo como en el almacén, para evitar que lleguen a los mercados cítricos que no reúnen las condiciones comerciales adecuadas». En este sentido, apeló a «la responsabilidad de los operadores y de los servicios de inspección» y confió en que «trabajen con total seriedad para evitar descalabros».
No obstante, la citricultura no ha sido el único cultivo afectado por las consecuencias del clima, ya que la brusca caída de las temperaturas ha afectado a lechugas, alcachofas, habas y coliflores de las comarcas de Camp del Turia, l’Horta y la Ribera. El nivel de afección se estima en torno al 20% de la producción, con unas pérdidas económicas que se sitúan alrededor de los 2 millones de euros.
También las plantas ornamentales han sufrido la incidencia del frío y del viento, que ha ocasionado roturas de consideración en invernaderos y cubiertas de plástico. En este caso, los daños económicos ascienden a cuatro millones de euros y se concentran en la comarca de La Ribera.
Por lo que se refiere al olivar, las últimas heladas han causado un considerable deterioro sobre el 10% de la cosecha que quedaba pendiente de recolección. Las áreas productoras de Utiel-Requena, Alto Turia y la Canal de Navarrés han sido las más afectadas y los daños, motivados por la pérdida de calidad se cifran en unos 200.000 euros.
Las lluvias y el viento también han destruido numerosas infraestructuras agrarias, como techos de almacenes y granjas, márgenes de explotaciones y caminos rurales. El valor de estos desperfectos se sitúa en unos cinco millones de euros, según los datos proporcionados por AVA.
Europa Press