AVA-ASAJA estima que la ganadería extensiva se ha reducido cerca de un 20 % en un año

El gran deterioro físico que produce la infección vírica en los animales eleva los costes económicos destinados al control y prevención de la enfermedad. Esto causa grandes estragos en el bolsillo de los ganaderos que arrastran desde hace años una crisis de rentabilidad en sus explotaciones y una caída de la producción. Además, a estos problemas hay que añadir la falta de relevo generacional y las consecuencias del desacoplamiento de la prima ganadera, que apuesta por las explotaciones más rentables.

La organización agraria insta a las administraciones públicas a que proporcionen más ayudas a los ganaderos para que la práctica de la ganadería extensiva no se abandone. Las ventajas que ofrece este tipo de prácticas son enormes, ya que la carne y derivados de estos animales poseen mayor calidad al permanecer estabulados el menor tiempo posible. A esto hay que añadir que la actividad es compatible con una economía sostenible, respeta el medio ambiente y ayuda a mantener limpios nuestros montes.

“El pastoreo de vacas, cabras y ovejas, gracias a su movilidad por el territorio, permite la extensión de semillas y la fertilización de la tierra con el aporte de estiércol. También, es una gran herramienta para prevenir fuegos ya que los animales se comen la maleza y evitan que ésta crezca. La Administración debería primar este tipo de ganadería, como ya ocurre en Austria y Suiza”, señala Cristóbal Aguado, presidente de AVA-ASAJA.

AVA-ASAJA

Deja una respuesta