El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, reclamó que el Plan de Vigilancia Fitosanitaria que ya se aplica en la Comunitat Valencia y que supone un control de las importaciones citrícolas cuando llegan a los almacenes de confección, se extienda al resto de regiones productoras. “No es justo que esta vigilancia sólo se aplique aquí porque de hecho provoca que las importaciones se canalicen por otros puertos”, denunció Aguado, quien propuso a la consellera que “se plante en Madrid” para exigir mayor coordinación en esta materia. Hernández, por su parte, se compro-metió a “trabajar” en esta línea.
Aguado animó a las mujeres a “estar más unidos que nunca porque existe la gran amenaza de la falta de un relevo generacional en el campo. “La sociedad valenciana, empezando por las familias, debe apostar por los productos de nuestra tierra que garantizan una trazabilidad y proximidad insuperables”.
La consellera destacó los valores que caracterizan la mujer que compagina su vida familiar con el trabajo en el campo: emprendedora, solidaria y transmisora de principios morales a hijos y nietos. Hernández confió en que “la mirada de toda la economía estará en la agricultura porque la alimentación es el futuro de la sociedad”.
Lola Merino, presidenta de AMFAR, reclamó el reconocimiento legal de la cotitularidad de las explotaciones agrarias porque “mientras los hombres titulares de las explotaciones y los temporeros perciben prestaciones sociales, las mujeres que llevan toda la vida faenando en el campo y la casa no tienen ningún tipo de cobertu-ra porque la Administración todavía no valora la importancia de su trabajo diario”.
La presidenta de AVAMFAR, Marian Corbí, reivindicó que “nuestra forma de vida en los pueblos debe ser digna y la agricultura no debe dejar de ser el motor de la economía en el medio rural”. Corbí incidió en que “las mujeres necesitamos compromisos concretos y, para ello, trabajar conjuntamente con quien corresponda”.
El catedrático de Fisiología, José María Estrela, hizo énfasis en la relación directa que existe entre el consumo de vino y las dolencias cardiovasculares, como ocurre en los países mediterráneos. No en vano, la dieta mediterránea se asocia a “una mayor calidad de vida y esperanza de vida”.
El presidente de Coarval, José Faus, afirmó que el sector agrario valenciano debe ser el verdadero comercial de sus productos. Además, debería controlar la distribución para garantizar la trazabilidad en la puerta de casa. Faus aportó los ejemplos de Alemania, cuya distribuidora más importante es una cooperativa, y Francia, que presume de tener 500 puntos de venta directos, sin intermediarios.
Marta Valsangiacomo, directora general de Comercialización, hizo hincapié en adaptar nuestra oferta a las demandas de los consumidores para diferenciarse en un mundo cada vez más globalizado. Respecto de la dieta mediterránea, Valsangiacomo subrayó que es “la más reconocida y completa del mundo, tiene en el suministro permanente, la calidad y el sabor un valor seguro y debe trasmitirse de padres a hijos”.
España cuenta con cerca de 6 millones de mujeres que viven en zonas rurales, el 15% de la sociedad española. En la Comunidad Valenciana la mujer rural representa el 11% de la población, con 400.000 mujeres. El último censo agrario muestra, además, que un 30% de las explotaciones agrarias tienen por titular a una mujer; en concreto, son cerca de medio millón de explotaciones, de dimensiones económicas reducidas y escasa rentabilidad, frente a la mayoría de hombres que ostentan la titularidad de la tierra. Andalucía, Galicia y la Comunitat Valenciana concentran más de la mitad de las titulares. La mayoría son de olivar, frutales y cítricos, si bien han crecido las producciones intensivas lideradas por las jóvenes, sobre todo, de hortalizas y explotaciones de vacuno, según el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino.
AVA-ASAJA