La nueva norma rebaja sin justificación alguna los límites máximos de residuos (LMR) ya establecidos en los Estados miembros, obliga a presentar para cada envío un certificado que asegure su cumplimiento y que sólo podrá ser expedido por laboratorios oficiales rusos –una medida inédita que además niega el derecho a recurrir a un auditor independiente externo- e incluso reclama que éste vaya acompañado de un boletín informativo, distinto a los que ya se usan habitualmente y que aseguran la trazabilidad de las frutas u hortalizas, en el que se detallen todos los fitosanitarios usados durante su ciclo productivo y durante el envasado.
Como remarca el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, tales medidas “si bien parecen estar dirigidas al loable fin de salvaguardar la seguridad alimentaria, resultan caprichosas porque, además de no estar argumentadas, encubren una nueva barrera comercial, una baza con la que negociar otras cuestiones que nada tienen que ver con la agricultura”.
Porque el protocolo que fue suscrito deja un amplio margen a la interpretación, lo que aumenta la inseguridad jurídica y comercial de los futuros envíos a aquel país. En concreto, el texto pactado con la CE no aclara cuáles serían los niveles de tolerancia que se aplicarían cuando, cumpliendo la norma española (ya de por sí restrictiva), se detectasen residuos de fitosanitarios superiores a los LMR rusos. Tampoco se especifica si el protocolo será aplicado por igual a las partidas importadas de todos los Estados miembros ni si sus disposiciones afectarán también a las compras rusas realizadas a países terceros.
AVA-ASAJA reclama por todo ello a la Organización Mundial del Comercio (OMC) que, de una vez por todas, se decida a tomar cartas en el asunto y, ante los sucesivos retrasos de la UE, consensúe una regulación internacional que armonice el caos de normativas nacionales en materia de residuos. “EEUU, China o Rusia –con la aquiescencia de la UE- se apuntan a la OMC para las cuestiones que les interesa pero hacen de su capa un sayo las cuestiones que, como ésta, afectan al equilibrio comercial planetario”, denuncia el presidente de AVA.
Las exportaciones hortofrutícolas españolas a Rusia, con ventas en 2007 de 122.000 toneladas, venían siendo moderadas hasta el momento. Sin embargo, el país ex comunista se ha convertido en un mercado estratégico clave para que la Comunitat logre diversificar más allá de la UE sus ventas. De hecho y gracias a las nuevas líneas marítimas directas al puerto de San Petersburgo abiertas hace semanas, en lo que llevamos de campaña ya se han triplicado los envíos de cítricos a aquel país (se ha pasado de poco más de 8.000 toneladas del año pasado por estas fechas a más de 25.000 en la presente temporada) y de hecho el sector, de la mano de la Generalitat, estudia instalar en esta ciudad una base logística desde la que focalizar su expansión por la zona. Rusia podría convertirse al finalizar esta campaña en el segundo mercado citrícola no europeo con mayores ventas tras EEUU.
AVA-ASAJA