La propagación del picudo rojo, que entró por primera vez en España a mediados de los noventa, está causando la muerte a centenares de miles de palmeras en el medio rural y urbano valenciano, viveros, jardines y Palmerales Históricos.
“Tarde, demasiado tarde, va a empezar el Gobierno a asumir su responsabilidad y a endurecer los controles de entrada del picudo rojo”, afirma el presidente de AVA-ASAJA Cristóbal Aguado. “La Administración central vuelve a ir por detrás de la realidad, y por su incompetencia y falta de previsión ha permitido la entrada de una plaga muy agresiva que apenas tiene tratamientos eficaces para extinguir el insecto”.
La adopción en España de las medidas contra el picudo rojo es consecuencia de la reciente publicación de dos disposiciones europeas, la 2007/365 y la 2008/776. “Nada más detectarse oficialmente la plaga en la Comunitat Valenciana, hace ahora cuatro años, el Gobierno debería haber presionado inmediata y enérgicamente a Bruselas para evitar a tiempo su propagación, reforzando entonces la vigilancia en todos los puntos de entrada europeos por donde se introducen las palmeras procedentes de terceros países”, indica Aguado.
Además de dicha armonización, lo que pretende la orden ministerial es proteger palmeras singulares y garantizar la identidad y trazabilidad durante todo el proceso de traslado de estos materiales así como su posible inmovilización o incluso cuarentena de un año antes de su puesta en circulación en caso de detectarse el patógeno.
“Valoramos las medidas que puedan frenar la propagación del picudo rojo en las zonas donde la concentración de palmeras es elevada”, señala Aguado, “pero no es más de lo que esperamos de la Administración, donde por cierto no ha habido ninguna dimisión todavía por la tragedia botánica y paisajística que la plaga está ocasionando”.
AVA-ASAJA