Entre las causas del descenso de producción cabe destacar la inestabilidad meteorológica. “La cosecha no se verá incrementada debido a las heladas de marzo, un abril seco, el pedrisco de mayo y el frío anormal de junio”, asegura Cristóbal Aguado, presidente de AVA-ASAJA. Con todo, “hay que agradecer las abundantes lluvias de mayo porque evitaron daños mayores por sequía en los árboles”.
Otra de las razones que han motivado la merma de la producción la encontramos en la rentabilidad del cultivo. Según fuentes del Balance Agrario 2007, el precio en origen había descendido a 0,24-0,26 €/kg frente a los 0,40 €/kg que los agricultores percibieron el año anterior. “Esta pérdida de rentabilidad, que asciende al 30% en algunas zonas productoras como La Ribera, Camp de Turia, La Hoya de Buñol y Los Serranos, amenaza el cultivo de los algarrobos en el campo valenciano, un cultivo con un alto valor ecológico y fundamental para evitar la erosión del suelo y la desertización”, según Aguado. La algarroba se utiliza como elemento base para la producción de piensos y para la alimentación de equinos, y su semilla, el “garrofí”, es usada para la industria de transformación tanto agroalimentaria como farmacéutica.
“Pese a las ayudas oficiales y a los distintos usos, hoy en día la viabilidad del algarrobo tiene un futuro poco prometedor porque se encuentra en zonas marginales donde es difícil modernizar las infraestructuras, disponer de agua para riego o encontrar alternativas de cultivo, por lo que cabría pensar en algún tipo de apoyo que garantice una rentabilidad digna de este cultivo tradicional”, sugiere Aguado.
La Comunitat Valenciana es el mayor productor de algarrobo de España, ya que aporta el 45% de la producción nacional. En el contexto europeo, en datos de 2002, España se situaba en superficie cultivada y en producción en el primer puesto, por delante de Italia.
AVA-ASAJA