La tendencia a desviar tal tráfico hacia enclaves más lejanos de su destino final responde a que tales operadores “tratan de huir del mayor rigor de los inspectores fitosanitarios del Puerto de Valencia o Castellón así como de la vigilancia que también realizan los técnicos de la Conselleria en los propios almacenes que reciben el género”, advierte el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado.
Ante tal evidencia, la organización agraria reclama al Gobierno central que se refuercen los servicios de inspección contra las plagas en los puertos de Barcelona y Tarragona para evitar, antes de que accedan a España, que circulen libremente partidas que puedan estar infectadas. Efectivamente, según los datos oficiales del Ministerio de Industria y Comercio, en 2007 los puertos catalanes duplicaron el tráfico de naranjas, mandarinas y limones foráneos hasta llegar a las 73.227 toneladas. Por el contrario, los enclaves de Valencia, Sagunto, Gandía y Castellón –que por razones evidentes habían liderado tradicionalmente este tipo de entradas- sólo pudieron canalizar por sus instalaciones 69.471 toneladas de cítricos.
No menos ‘sorprendente’ resulta la estadística referente a los países de procedencia de la fruta foránea que ingresó en España. En este sentido, destacan los datos de los Países Bajos que, pese a no tener producción citrícola alguna, sí registraron un tráfico hacia España de 20.827 toneladas de agrios. Holanda y su puerto, Rótterdam, ocupan de hecho y tras aumentar sus cifras durante el pasado año un 121%, el segundo lugar tras Sudáfrica –que también duplicó sus tonelajes- en cuanto a la procedencia de los cítricos importados por España.
“O bien entran por Barcelona o bien por el Norte de Europa, es decir, por donde saben que las inspecciones para localizar plagas en los frutos son más laxas o, sencillamente, ni siquiera existen”, reitera Aguado quien advierte que en el empeño por evitar sufrir un rechazo por detectarse una enfermedad de cuarentena “los importadores no escatiman gastos y asumen el coste ‘extra’ del transporte en camiones hacia los almacenes valencianos para beneficiarse de la libertad de circulación europea y acceder al mayor mercado hortofrutícola del mundo sin casi ningún control fitosanitario”.
De ahí que AVA-ASAJA insista en que, para evitar que a través de los frutos extranjeros se instalen plagas en la citricultura valenciana, son necesarias inspecciones en origen (desde el lugar de procedencia de los cítricos) y en destino. De igual manera y para impedir los agravios comparativos en el negocio portuario que está provocando la aplicación del Plan de Vigilancia Fitosanitario (que implica una segunda inspección en el almacén y que sólo se aplica en la Comunitat), la organización agraria reclama extender este plan al resto del país. En última instancia, convendría reducir el número de puertos de entrada europeos de cítricos foráneos. Al tratarse España y la Comunitat del primer importador de la UE, los puertos valencianos deberían incluirse en este listado.
AVA-ASAJA