La medida aprobada por el ejecutivo comunitario castigará las importaciones de conservas de mandarinas asiáticas con un tipo de entre 482,2 y 330 euros/t.. La sanción se aplica porque la CE considera demostrado que, pese a la protección que estaba vigente hasta noviembre de 2007, la industria china colocó sistemáticamente sus productos en el mercado europeo entre un 20 y un 35% más baratos que los del sector valenciano y murciano.
“Es algo positivo porque sienta un importante precedente pero la medida llega tarde y si no se mantiene durante mucho más tiempo, será inútil porque se seguirá cuestionando el futuro de la satsuma y de cientos de puestos de trabajo”, advierte el presidente de la organización agraria, Cristóbal Aguado. Efectivamente, la cláusula de salvaguardia que venía protegiendo en los últimos años al sector conservero venció el 8 de noviembre de 2007 y la medida “antidumping” europea ha llegado, sin carácter retroactivo, ocho meses después. Durante ese tiempo, el mercado europeo –especialmente el alemán, donde se concentran las ventas- ha tenido tiempo para proveerse masivamente del producto asiático, por lo que el efecto de la protección aprobada será muy limitado.
El expediente de la CE confirma las denuncias reiteradas por AVA-ASAJA, en el sentido de que la industria asiática ha venido compitiendo de forma desleal, con precios artificiales que nunca se ajustaban a la economía de mercado y que de hecho “subcotizaban” –según reza el informe- con respecto a los europeos. Pese a la aplicación de la citada cláusula, durante el periodo analizado por Bruselas (entre la campaña 2002/03 y la 2005/06) las importaciones chinas se pagaron a 596 euros por tonelada mientras que los precios medios de la industria valenciana y murciana se situaron en casi el doble (1.034,6 euros/t.). En esas cuatro campañas, gracias a tales precios y pese a los aranceles aplicados, la industria asiática ha pasado de una cuota del mercado comunitario del 65% a otra del 77%. “China no sólo puede hacer “dumping” gracias a sus ínfimos costes laborales sino que además cuenta con una moneda, el yuan, que está alineada con el dólar pese a estar devaluada entre un 30 y un 40%”, explica Aguado.
La competencia desleal de China ha reducido el sector conservero español a algo casi anecdótico pero cuyo mantenimiento, pese a todo, sigue siendo clave para la citricultura valenciana. Tanto es así que, hace tan sólo una década, existían casi 30 empresas transformadoras de gajos, cifra que a golpe de rebajar precios se ha reducido hoy a sólo cuatro (dos en Murcia y dos en la Comunitat). De las más de 100.000 toneladas que se facturaban entonces, según el último dato del informe de la CE, en la campaña 2005/06 sólo se vendieron 17.769. Pero, pese a esta importante reducción, la actividad de esta industria es clave para comarcas como La Ribera, donde cada temporada se producen entre 150.000 y 200.000 t. de satsuma en unas 10.000 hectáreas, de las que el 20% se destinan a su transformación en gajos en almíbar. La desaparición de estas fábricas abocaría al mercado en fresco tal producción, con lo que éste aún se saturaría más y afectaría a los precios del conjunto de clementinas.
AVA ASAJA