Remitido por FAO:
El sector pecuario, tradicionalmente basado en la producción y el consumo local, proporciona medios de subsistencia a unos 600 millones de personas pobres del medio rural, declara la FAO en un informe presentado a su Comité de Agricultura, que se reúne en Roma entre el 13 y el 16 de abril de 2005.
En los países en desarrollo, la producción de carne ha aumentado un 230 %, y la producción de leche un 200% desde principios de los años 80. El crecimiento demográfico y la subida de los ingresos han contribuido al aumento de la demanda. La FAO estima que para 2030 el mundo en desarrollo consumirá cerca de dos terceras partes del suministro mundial de leche y de carne, respecto a la tercera parte que consumía hace 25 años.
El comercio internacional de productos pecuarios ha crecido del 4% de la producción a principios de los años 80, a cerca del 13 % en 2003. Desde el punto de vista del valor, diversos países en desarrollo -entre los cuales destacan Brasil, China y Tailandia- están entre los principales 20 exportadores de productos pecuarios.
Beneficios y peligros
Los beneficios de los mercados globalizados para los productores, los comerciantes, la industria, los proveedores, los minoristas y los consumidores, son: nuevas oportunidades de empleo, ingresos más elevados, ahorros directos en los costos, y una mayor variedad de productos, dijo la FAO. Los consumidores también se beneficiarán de una mayor competencia, precios más bajos y una mejor calidad de los productos debido a que se aplican normas más elevadas a los alimentos.
«Con una buena gestión, un sector ganadero globalizado puede ser beneficioso para la economía nacional, proporcionar empleo, introducir nuevas tecnologías, aumentar la inocuidad alimentaria e incrementar la diversidad de alimentos disponibles. Sin embargo, puede tener efectos perjudiciales en forma de exclusión del mercado, aumento de los riesgos y externalidades negativas», informa la FAO.
Para los pequeños productores, por ejemplo, puede resultar difícil hacer la inversión necesaria para participar con beneficio en el mercado globalizado. Los grandes minoristas y los supermercados suelen utilizar sistemas centralizados de abasto y escogen a los productores que cumplen las normas de calidad e inocuidad. Éstas pueden convertirse en obstáculos no arancelarios, y superarlas puede resultar tan costoso como los anteriores aranceles.
«Persisten los obstáculos no arancelarios (y parece que aumentan) en forma de requisitos y reglamentos, principalmente en relación con la sanidad animal y la inocuidad de los alimentos, aunque en el futuro quizá podrían afectar a otros factores también, como el bienestar de los animales y el medio ambiente», señala el informe.
Los mercados globalizados entrañan más riesgos para los productores, explica la FAO, ya que todo el mercado puede cerrarse al presentarse una enfermedad o descubrirse un problema de calidad.
«Los brotes de enfermedades transfronterizas (fiebre aftosa, pleuroneumonía contagiosa bovina) y la aparición de nuevas amenazas (gripe aviar sumamente patógena) desestabilizan los mercados nacionales, los grupos comerciales regionales y el comercio internacional». Los pequeños productores y los pequeños comerciantes tienen poco margen y capacidad de asegurarse contra estas pérdidas.
Otro motivo de preocupación en los países en desarrollo es la contaminación del suelo y el agua producida por los desechos de las unidades comerciales de producción pecuaria.
Diálogo
La FAO propuso un marco para ayudar a los países miembros a subsanar las consecuencias involuntarias de la globalización. «Es probable que las exigencias y la complejidad crezcan en vez de reducirse», afirma el informe y llama a un diálogo mayor entre la comunidad internacional y los gobiernos de los países, así como entre los sectores público y privado.
El Comité de Agricultura de la FAO, que se reúne cada dos años, también debatirá sobre agricultura y desarrollo rural sostenibles (ADRS) y buenas prácticas agrícolas (BPA), así como sobre la estrategia de la FAO para un suministro de alimentos inocuos y nutritivos.
FAO