Remitido por Generalitat Valenciana:
Del total, 10 se encuentran en la provincia de Valencia (Gandía, Sagunto, Cullera, Oliva, Perellonet y Valencia) lo que se traduce en un área directamente protegida por 2.979 módulos que ocupan una superficie de 6.488 hectáreas.
Otros 21 se encuentran frente a las costas de Alicante (Santa Pola, Tabarca, Calpe, Benidorm, Torrevieja, El Campello, Guardamar, Altea, La Vila Joiosa y Alicante a los que se suma el arrecife ubicado en mar abierto en el área circundante de la Isla de Tabarca y Santa Pola), y suponen un área directamente protegida por más de 4.300 módulos que ocupan una superficie de 5.600 hectáreas.
Los 11 restantes han sido instalados en el litoral de la provincia de Castellón, en las aguas frente a los términos municipales de Benicássim, Burriana, Cabanes, Moncofa y Vinaròs, con un total de 1.995 módulos que ocupan una superficie de 3.653 hectáreas.
Asimismo, la conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación tiene previsto aumentar próximamente el número de arrecifes en esta provincia con la instalación de nuevas zonas de protección en Torreblanca-Peñíscola y Almenara.
Efectos beneficiosos para la producción pesquera y la conservación del medio marino
Los técnicos de la conselleria de Agricultura han comprobado que, desde su puesta en funcionamiento, los arrecifes artificiales han funcionado positivamente. Estos dispositivos de protección de la costa han sido ocupados por poblamientos bentónicos que incrementan la productividad del sistema a partir de la asimilación de la materia orgánica suspendida en el agua, aumentando a su vez la presencia de especies de interés pesquero, y protegiendo los fondos del arrastre ilegal sin afectar a la dinámica sedimentaria general.
En consecuencia, se ha favorecido la obtención de importantes capturas de doradas en los últimos años, así como un ligero incremento de salmonete, pagel, pulpo y calamar principalmente.
La finalidad de los arrecifes artificiales es aumentar la producción pesquera, pero también ejercer un efecto disuasorio sobre la pesca de arrastre. Su uso permite evitar el peligro de enganche y rotura de las redes que, de llevarse a cabo de forma indiscriminada, es de efectos devastadores en áreas de poca profundidad, afectando a las praderas submarinas, a los bancos de moluscos y a los alevines y peces de tamaño no comercial.
Por tanto, la función del arrecife es lograr impedir la pesca en una determinada zona para alcanzar un doble objetivo: aumentar la productividad biológica, permitiendo que esta mejora se traduzca en un aumento de las capturas de peces, y recuperar los fondos marinos de interés, fundamentalmente las praderas submarinas.
Refugio para los peces y concentración de pesca
Los arrecifes artificiales son estructuras formadas por módulos de hormigón dispuestos formando barreras que actúan como refugio para atraer a los peces de las zonas circundantes, con lo que se produce una concentración de la pesca y una mayor facilidad para su captura.
Con este fin, proporcionan un substrato donde pueden fijarse y crecer diversos organismos, generan espacios verticales con los que se incrementa la complejidad del hábitat y varían el patrón de las corrientes y las condiciones de abrigo.
Con todo ello se favorece el agrupamiento de los peces, que se refugian de los depredadores y encuentran el alimento asegurado; además, aumentan las puestas y la supervivencia de los alevines. Esto provoca un incremento de la productividad secundaria, de forma que la biomasa de un arrecife artificial es varias veces mayor que la del ambiente natural que le rodea.
Generalitat Valenciana