En gran medida, esto se debe al mercado de emisiones de la UE y al establecimiento consiguiente de un precio por tonelada de CO2 emitida. Esto ha hecho que se utilicen más las centrales de gas natural que las de carbón, especialmente ahora que el coste de la tonelada de CO2 esta alrededor de los 25€”.
Asimismo, según Willstedt, “La otra razón por la que el sector emite menos es la apuesta por las renovables. En dos años la energía eólica ha incrementado en un 35% su aportación al sistema eléctrico. Si en 2006 la eólica suponía un 8% de la electricidad generada hasta agosto, actualmente ha pasado a significar un 10,2%. Sin embargo, las renovables pueden aportar mucho más y para eso es necesario fomentar todas sus tecnologías, especialmente la solar.” Y el experto de WWF/Adena añade: “Sin embargo, la cara negativa es que se sigue aumentando a un ritmo alarmante la demanda de electricidad. Consumimos un 4,4% más de electricidad que hace dos años, y esta tendencia ha continuado en lo que va de 2008 (+3% hasta agosto), aunque la economía no esté creciendo. Por esta razón, WWF/Adena hace un llamamiento al uso racional de la electricidad, y pide que se pongan en marcha las medidas prometidas por el Ministerio de Industria en el verano para ahorrar energía, así como las medidas adicionales para favorecer el cumplimiento del Objetivo del Protocolo de Kioto y reducir la ineficiencia energética de la economía española”.
Los datos más destacados de agosto de 2008 para el sistema peninsular son:
– Se ha conseguido que la intensidad de carbono por MWh producido sea de 276 kg (1), el indicador mensual de agosto más bajo desde 1997.
– La energía eólica ha producido el 8,5% de la electricidad del sector eléctrico peninsular, mientras que la hidráulica ha producido un 6,2% este mes.
– Una exportación neta de un 3,4% de la generación eléctrica a nuestros vecinos.
– Hasta agosto el sector ha incrementado la generación peninsular en un 4,4% respecto al mismo periodo del año pasado.
– Las emisiones hasta agosto han decrecido en un 16%, principalmente por el aumento en la generación eólica y la sustitución de la producción con centrales de carbón.
WWF/Adena