El objetivo de este proyecto es lograr el reconocimiento internacional de la dieta mediterránea como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, ya que forma parte del legado cultural, histórico, social, territorial y medioambiental nacional desde hace muchos siglos, estando íntimamente vinculada al estilo de vida de los pueblos mediterráneos a lo largo de su historia.
Elena Espinosa ha compartido la presentación de esta iniciativa con el Ministro de Políticas Agrícolas, Alimentarias y Forestales de Italia, Paolo de Castro, con el que presentó conjuntamente esta iniciativa transnacional que une a todos los pueblos mediterráneos.
La Ministra ha aprovechado este encuentro, para agradecer públicamente al Ministro italiano la profunda sintonía, sensibilidad e implicación de Italia en este proyecto desde su gestación.
También Elena Espinosa ha asegurado que Alimentaria 2008 es el mejor escenario posible para dar a conocer a todo el sector agroalimentario español e internacional, así como al público en general, este gran proyecto de candidatura, liderado por España.
La candidatura de la Dieta Mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad es un proyecto con carácter plurinacional, donde España, Italia, Grecia y Marruecos constituyen el núcleo de redacción, pero en el que está abierta la puerta a la participación y adhesión de todos los países que conforman el arco mediterráneo así como de cualquier país que desee adherirse al proyecto con carácter general.
Es importante destacar que la Dieta Mediterránea, además de ser un modelo alimentario saludable y de calidad, constituye un elemento muy importante del patrimonio cultural, social, histórico, artístico, paisajístico, económico y gastronómico de los pueblos de la geografía española, formando parte y determinando la evolución a lo largo de los siglos del estilo de vida nacional.
El conjunto de estos aspectos es lo que ha llevado a impulsar esta candidatura, con el fin de, por un lado, salvaguardar el inmenso legado cultural que supone la dieta mediterránea y, por otro, compartirlo y difundirlo internacionalmente, para que pueda ser conocido por personas de todo el mundo y que éstas tengan la oportunidad de disfrutar de sus bondades gastronómicas y de sus beneficios saludables, entre otros aspectos.
España tomó la iniciativa, y desea promover esta candidatura buscando todas las sinergias posibles en el contexto europeo e internacional, movida por la convicción de que las características del modelo alimentario español por excelencia lo convierten en un claro merecedor de esta distinción de la UNESCO.
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