Los residuos industriales más destacados por su peligrosidad son los radiactivos que se originan en las centrales nucleares, ya que sus átomos seguirán siendo contaminantes durante miles de años. Por este motivo, autoridades y científicos de todo el mundo intentan buscar alojamientos seguros para retener los iones radiactivos.
La comunidad internacional apuesta por un almacenamiento denominado de ‘múltiple barrera’; es decir, introducir la basura en un espacio estable donde no se prevean inundaciones o terremotos, para luego “encorsetarla” en un sistema de múltiples barreras: la química, formada por una masa vítrea, la física, es decir los bidones donde se introduce esta masa, y la llamada ‘barrera de ingeniería’, de la que depende en última instancia la seguridad del sistema ya que la vida media de los contenedores es mucho menor que la vida de la actividad radiactiva de esta basura, llegando a liberar algún día con su deterioro los iones contaminantes.
Diferentes países proponen que la barrera de ingeniería se componga de materiales laminares como las arcillas. Sin embargo los mecanismos de interacción entre los iones radiactivos y los átomos de los materiales laminares conocidos hasta ahora tan sólo retardaban el paso del material contaminante, sin conseguir frenar totalmente su avance. De hecho, en las investigaciones llevadas a cabo en la última década respecto a la eficacia de la barrera de ingeniería se trataba de ver simplemente lo lento que se dispersaban estos iones.
El grupo de trabajo de la Hispalense lleva años investigando los mecanismos de interacción de estos iones entre ellos y con la lámina de la arcilla constituyente de la barrera de ingeniería cuando son sometidos a tratamientos térmicos e hidrotérmicos, habiendo llegado a un resultado muy prometedor: sometiendo la mezcla a temperaturas suaves (300 grados centígrados), surge un nuevo material extraordinariamente inerte e insoluble.
La reacción observada entre la arcilla y estos iones en estas condiciones tan suaves, supuso un hallazgo sorprendente y no esperado, conllevando una repercusión ecológica muy importante ya que es extrapolable a otros residuos industriales tóxicos que se generan en grandes cantidades.
Befesa, empresa medioambiental del grupo Abengoa que gestiona residuos industriales, colabora directamente con el grupo de investigación de la Hispalense proporcionándoles diversos residuos industriales, tales como ferrosita, polvos de humo o escorias salinas.
En los estudios realizados hasta ahora, se analizan las reacciones que sufren los metales pesados presentes en los residuos y su transformación en otros materiales no contaminantes reutilizables como materiales de construcción.
Así pues, esas basuras que no son radiactivas pero también son muy contaminantes podrán ser incorporadas en materiales de construcción cerámicos como ladrillos singularizados con un lustre particular gracias a la parte metálica que contienen. Estos materiales avanzados, sometidos a rigurosos exámenes para asegurar su salubridad, cumplirán todos los requisitos técnicos.
Junta de Andalucía