Nota de COAG
Los productores de leche atraviesan una de las crisis más salvajes de las últimas décadas. Con los precios muy por debajo de los umbrales de rentabilidad, los cierres de las explotaciones se suceden día tras día; mientras que la industria se apodera de la totalidad de la gestión del sector lácteo. Una vez más, la industria, en una actitud injustificada e irresponsable, se ha propuesto dominar la cadena láctea y ha anunciado una nueva bajada de los precios de la leche a partir del próximo 1 de abril.
Nuestros ganaderos se ven obligados a vender el litro de leche entre 0,04 y 0,07 euros (7 y 10 pesetas) más barata que hace dos años, mientras que los costes de producción se han elevado notablemente;los productores lácteos han visto como en los últimos seis meses las materias primas utilizadas para la alimentación del ganado, piensos y forrajes, se han encarecido un 25%, con el consiguiente aumento de costes que eso supone. En concreto, la ración del vacuno de leche se ha encarecido en 0,025 euros ( 4 pesetas), lo que ha supuesto un incremento de 0,15 euros por litro ( 2,5 ptas). A todo ello hay que añadir el esfuerzo que está llevando a cabo el sector para adaptarse a las nuevas normativas en materia de trazabilidad, seguridad alimentaria y control de la producción de leche fuera de cuota, por lo que nos encontramos con un panorama que para nada invita al optimismo.
En este sentido, Gaspar Anabitarte, responsable del sector lácteo de COAG,ha apuntado que «es una grave irresponsabilidad por parte de la industria justificar la bajada de precios por las ayudas que van a recibir los ganaderos con la nueva reforma de la PAC, ya que éstas no compensan ni de lejos la situación límite en la que viven los productores. La industria, aprovechándose de la pasividad de la Administración, pretende meter la mano en el bolsillo de los ganaderos».
COAG solicita al futuro Gobierno socialista que se implica de manera decidida en la problemática del sector lácteo y garantice la supervivencia de las explotaciones familiares agrarias. Para ello se hace necesario:
Un precio mínimo para la leche, que garantice la supervivencia de las explotaciones. Este precio mínimo no debería ser menor a los 0,33 Euros. La Administración ha de establecer una tabla de precios y controlar que no se produzcan abusos en el sector que perjudiquen al productor o al consumidor, ni en precios ni en calidad.
La puesta en marcha de exhaustivos controles de calidad de la leche, de la ubre al vaso, con inspecciones en la industria, que es el eslabón más oscuro de la cadena.
Aplicación estricta de la legalidad de las cuotas y búsqueda de soluciones para aquellas explotaciones que no cuentan con un porcentaje de cuota necesario para su viabilidad, el objetivo es el mantenimiento del mayor número de explotaciones que sea posible.
Evitar la manipulación de los precios por parte de las superficies comerciales, control de los desorbitados márgenes comerciales de la gran distribución y la lucha contra el fraude de la leche negra. Con estas medidas el consumidor sería uno de los grandes beneficiados ya que se llevaría a casa un producto sano y de calidad a un precio razonable
COAG