La falta de acuerdo en la reunión mantenida ayer y hoy por el G-6 en Ginebra, que se había señalado como la última oportunidad para alcanzar un pronto acuerdo de liberalización enmarcado dentro de la Ronda de Doha, supone, de facto, el triunfo de los millones de campesinos dedicados a la actividad agraria en ambos hemisferios, que serían los principales perjudicados de una apertura comercial en los términos en los que se estaba negociando
COAG CONSIDERA QUE EL FRACASO DE LAS NEGOCIACIONES DE LA OMC TRAERÁ CONSECUENCIAS MUY POSITIVAS PARA LOS AGRICULTORES DEL MUNDO ENTERO
Se prevé que las negociaciones para un nuevo acuerdo se pospondrán al menos un año, tiempo en el que, según COAG, los gobiernos deberán reflexionar sobre este fracaso y dar un giro en sus políticas, orientándolas hacia políticas de carácter multilateral que respeten la soberanía alimentaria de los pueblos, y las necesidades reales de los campesinos de todo el mundo
En la mañana de ayer los miembros del G-6 (Unión Europea, Estados Unidos, Australia, Japón, India y Brasil), consideradas las principales potencias comerciales del planeta, han sido incapaces de alcanzar un acuerdo que desbloquease las negociaciones de la Ronda de Doha, lanzadas en el año 2001 con el objeto de continuar con la liberalización de los mercados mundiales. Este estrepitoso fracaso supone una estupenda noticia para todos aquellos que, tanto en lo países desarrollados como en vías de desarrollo, desarrollan su actividad en el sector primario, en la medida en que se prevé una paralización en los procesos de apertura y reducción arancelaria de los mercados agrarios durante al menos un año.
Y es que, impulsado por las grandes multinacionales que controlan la comercialización mundial de los productos agrarios, el capítulo agrícola y la apertura de los mercados se había planteado como eje principal del proceso de liberalización de esta Ronda, desatendiendo las necesidades reales de los millones de campesinos en los países en vías de desarrollo que claman por fortalecer y diversificar sus producciones y mercados internos, de cara a garantizar su Soberanía Alimentaria.
Tal como señala Javier Sánchez Ansó, responsable del Área Internacional de la Ejecutiva de COAG, “El feroz proceso de liberalización de los mercados mundiales en el ámbito agrario esta teniendo como cabeza de turco al eslabón más débil de la cadena, esto es, al productor, de manera especial en los países de mayor pobreza. Mientras las grandes entidades multinacionales, que controlan la comercialización de la práctica totalidad de las producciones de las áreas menos desarrolladas, incrementan su cuota de mercado en los mercados liberalizados, los campesinos asisten indefensos a una reducción en sus ingresos, debido a políticas de bajos precios en las que ellos son los principales damnificados. Y es que, mientras que las entidades que controlan la distribución y venta de los productos se resisten a rebajar sus amplios y abusivos márgenes comerciales, las rebajas en los costes motivadas por la apertura de los mercados se alcanzan reduciendo los ya exiguos salarios recibidos por los campesinos, en lo que se considera como una carrera hacia el fondo en sus ingresos y condiciones laborales ”
De esta manera, el fracaso de las negociaciones en Ginebra supone un triunfo para aquellos que, como es el caso de la COAG, consideran que es necesario apostar por otro tipo de acuerdos, que respeten la enorme diversidad de actividades agrícolas y ganaderas existentes en ambos hemisferios, con la defensa del modelo de explotación familiar integrado en el medio rural, y en el que la soberanía alimentaria de las diferentes áreas del planeta sea considerada como elemento estratégico para cada país.
COAG