COAG: ‘Los riesgos laborales de las agricultoras y ganaderas se subestiman y se pasan por alto’

Nota de Coag
Ante esta situación, el Área de la Mujer de COAG apunta como imprescindible que la evaluación y la prevención de riesgos sean más sensibles a la cuestión de género y, en general, tomen en consideración la creciente diversidad de la población activa europea. Asimismo, periodos especiales en la vida de la mujer como el embarazo, la lactancia, la menopausia…, deben tener consideraciones especiales en lo que se refiere a la prevención de riesgos laborales, que van desde el uso de sustancias químicas peligrosas hasta las correctas posturas a la hora de trabajar.

En el caso particular del sector agrario, la prevención de riesgos laborales sigue siendo una asignatura pendiente. Los motivos lo podemos encontrar en el gran desconocimiento que existe entre la población urbana sobre la actividad agraria, así como la convicción generalizada de que las actividades relacionadas con el sector agrario están exentas de riesgos laborales.

Si a esto, sumamos la ausencia del enfoque de género, nos encontramos con situaciones paradójicas; las pruebas sobre la toxicidad de los fitosanitarios se realizan sobre hombres jóvenes y en función de los resultados se establecen las diferentes categorías, sin tener en cuenta los posibles efectos que los pesticidas tienen sobre el sistema hormonal de las mujeres, mucho más delicado que el de los hombres. Muchas de estas sustancias actúan como disruptores endocrinos, es decir, alteran los ciclos hormonales naturales, provocando diversas enfermedades en las mujeres como disminución de la fertilidad y proliferación de abortos, disfunciones de ovarios, menarquía precoz, mayor riesgo de cáncer de ovarios, útero y mama. Otras provocan daños en los fetos (sustancias teratogénicas), o en los genes (sustancias mutagénicas).

Según el Informe de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, los riesgos detectados en el sector agrario para las mujeres son:

De carácter biológico. Enfermedades infecciosas, por ejemplo, las transmitidas por animales u originadas por moho, esporas o basuras orgánicas.

De carácter físico. Trabajo manual, posturas difíciles, equipo de trabajo y ropa de protección inapropiados, calor, frío, humedad.

Por productos químicos. Exposición a pesticidas.

«En definitiva, ha apuntado Belén Verdugo, responsable del Área de la Mujer de COAG, desde COAG se demanda la identificación de los riesgos laborales que sufren las mujeres en el sector agrario, así como su reconocimiento como enfermedades profesionales».

En ese sentido, a partir del segundo trimestre de este año, COAG en colaboración con la Asociación de mujeres del mundo rural, CERES, pondrá en marcha una campaña informativa con el objetivo de sensibilizar y concienciar al empresariado y a las agricultoras y ganaderas de la importancia que tiene el género a la hora de poner en marcha programas relacionados con la seguridad y la salud en el sector agrario.



Coag

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