El director general de Investigación e Innovación Agraria y Ganadería, Eduardo Primo, ha señalado que el objetivo de esta medida ”es evitar la propagación de virus como el bronceado del tomate, el amarilleamiento de las venas del pepino, el rizado amarillo del tomate y el mosaico del pepino dulce, que son transmitidas entre cultivos por medio de insectos vectores, provocando mermas económicas importantes a los productores de tomates y pimientos”.
En este sentido, ha señalado que los principales insectos transmisores de estos virus en la Comunidad Valenciana son las moscas blancas (Bemisia tabaci y Trialeurodes vaporariorum) y trips (Frankliniella occidentalis). “Por este motivo -ha dicho Primo-, es necesario la adopción de medidas fitosanitarias obligatorias, con el fin de poder controlar la presencia de estos insectos vectores de virus”.
Además de fijar medidas obligatorias, la conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación impulsará la formación de un grupo técnico de trabajo, en el que participarán representantes de los productores, la Conselleria, el ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, centros de investigación y Universidades para evaluar la situación fitosanitaria de los cultivos hortícolas y proponer la adopción de nuevas medidas.
Control fitosanitario de semillas y plantones
La orden establece como obligación para los productores de semillas que éstas cumplan con la normativa estatal sobre las medidas de protección contra la introducción y difusión en el territorio nacional y de la Comunidad Económica Europea de organismo nocivos para los vegetales o productos vegetales, así como para la exportación y tránsito hacia países terceros.
Asimismo, obliga a los productores de plántulas hortícolas a obtener plantas sanas a partir de material vegetal sano, a inscribirse en el Registro Oficial de Productores, Comerciantes e Importadores de Vegetales y a expedir los correspondientes pasaportes fitosanitarios.
Obligaciones para los productores de hortalizas
Por lo que respecta a las obligaciones fijadas para los productores de hortalizas, los agricultores deberán emplear siempre plántulas procedentes de semilleros autorizados y conservar durante un año el pasaporte fitosanitario o, en caso de siembren directa, semillas registradas y conservar durante un año el envase etiquetado.
Además, toda persona física o jurídica que cultive hortícolas deberá comunicar a la conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación la aparición de cualquier síntoma sospechoso de enfermedad vírica y facilitar toda clase de información al respecto.
Los productores deberán promocionar la lucha biológica mediante la potenciación de los insectos auxiliares autóctonos y la introducción de insectos auxiliares multiplicados en insectarios. En los cultivos donde de liberen insectos auxiliares, los tratamientos fitosanitarios se realizarán con sustancias activas compatibles con los insectos auxiliares autóctonos o introducidos.
También realizarán cuantas prácticas culturales sean necesarias para reducir la posibilidad de multiplicación de plagas vectoras de virus, como el descopado y eliminación de rebrotes en plantaciones próximas a su finalización, evitando la aparición de malas hierbas entre el cultivo.
Los agricultores deberán, asimismo, mantener los barbechos limpios de malas hierbas y de restos del cultivo, salvo que éstos estén totalmente secos y se utilicen como reservorio de insectos útiles, siempre que no exista riesgo de expansión de insectos vectores a cultivos próximos.
Por otra parte, por su riqueza en insectos beneficiosos, se respetarán las zonas de vegetación natural y en las zonas de cultivo de tomate, se interrumpirá durante al menos 45 días el cultivo para romper el ciclo biológico de la mosca blanca o Bemisia tabaci.
Lucha biológica: suelta masiva de 130 millones de insectos beneficiosos
Los requisitos recogidos en esta orden forman parte del Plan Integral para el Control Fitosanitario en Tomates y Pimientos elaborado por la conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación. Su principal objetivo es, además de establecer las medidas fitosanitarias obligatorias para evitar la propagación, reducir la población y efectos de insectos transmisores de virus que puedan atacar a los productos hortícolas que se cultivan en la Comunidad Valenciana.
Este plan cuenta con una dotación presupuestaria de 1.362.040 euros para 2005, cofinanciada al 50 por ciento por la Conselleria y el ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
El Director General ha informado que para realizar la lucha contra estos insectos, especialmente las moscas blancas y los trips, “la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación aplicará los métodos biológicos existentes, para lo que está prevista la suelta masiva, en las zonas técnicamente convenientes, de 130 millones de insectos beneficiosos como el Eretmocerus mundus, el Orius laevigatus o el Neoselius cucumerus, parasitoides y depredadores que se encuentran de manera natural en las zonas productoras de tomate y pimiento, y pueden criarse de forma masiva en insectario”.
Además de los parasitoides mencionados, en la naturaleza se encuentran depredadores generalistas como los míridos (Nesidiocoris tenuis), que por su buena adaptación al cultivo del tomate pueden contribuir también a reducir las poblaciones de moscas blancas.
A estos métodos se suman los tratamientos químicos para el control de moscas blancas y trips, cuyos resultados no son suficientemente efectivos, así como a las variedades tolerantes, que tampoco resultan ser solución cuando la presión del virus es muy fuerte.
Actualmente, existen en la Comunidad Valenciana 1.630 hectáreas dedicadas al cultivo de tomate, principalmente en las comarcas de l’Alacantí, en la provincia de Alicante; de l’Horta, en Valencia, y del Baix Maestrat, en la provincia de Castellón. En cuanto al pimiento, su producción se concentra casi en su totalidad en la comarca de la Vega Baja, donde se cultivan 250 hectáreas bajo invernadero y el resto, unas 100 hectáreas, en la provincia de Valencia.
Generalitat Valenciana