Nota de CCAE
Ante las declaraciones del comisario Mandelson en las que ha señalado que Europa debe renunciar a la defensa de la agricultura, porque la principal baza de la economía europea son los servicios y las manufacturas, los representantes del COPA-COGECA han mostrado su preocupación por el devenir de las negociaciones y realizarán una fuerte presión en las reuniones con sus Administraciones Nacionales.
La conferencia de la OMC se ha iniciado esta tarde a las 15:00 y los diferentes representantes se limitaron a reiterar sus posiciones. Previamente, la Comisión se ha reunido esta mañana con los ministros de los Estados miembros para comentar las últimas novedades de la negociación y reiterar que se han movido dentro del mandato del Consejo. Sin embargo, tal y como ha señalado Eduardo Baamonde, director general de CCAE, presente en Hong Kong se ha producido algo interesante y peligroso.
La Comisión entiende que el mandato del Consejo se articula en torno a dos ejes: la reforma de la PAC aprobada en 2003 y el acuerdo marco de agosto de 2004. El acuerdo de 2004 establecía una “reducción sustancial” de los derechos de aduana y es precisamente ahí donde se van a concentrar todas las tensiones ya que la Comisión en su ultima oferta ha propuesto reducciones arancelarias, con respecto a los aranceles actuales, que van desde el 50% para la carne de vacuno, de aves y la mantequilla, el 60% para el azúcar blanco refinado, el 35% para el porcino (canales frescas o refrigeradas). Esta oferta, de llegar a aplicarse en estos y otros sectores supondría (ver documento del COPA-COGECA WTO(05)186S1) que la carne de bovino importada se podría poner en la UE al 67% del precio comunitario, la mantequilla al 97,7%, el azúcar al 85%, la carne de aves al 86% y la de porcino al 84,1%. Hay que notar además que tanto en el caso de las carnes de porcino y de aves no existe ningún tipo de ayudas en la PAC que pueda compensar la reducción de precios.
Los datos anteriores parten de los cálculos de la propia Comisión y ella misma ha podido constatar que si se llega a aprobar su oferta, la reducción de los precios internos será superior a la prevista en la reforma de la PAC del 2003 y argumenta en su defensa que no se extralimita en su mandato ya que en agosto del 2004, cuando se acordó una reducción sustancial de los derechos arancelarios, este texto fue ratificado por el Consejo, con lo que la Comisión no ha hecho más que ejecutar el mandato.
De estos cálculos de la Comisión se desprende que el impacto de la oferta comunitaria en trigo supondría una reducción de los precios internos que los situaría en el 96% de los previstos en la reforma del 2003. De la misma forma, la carne de vacuno vería reducido su precio al 85% del previsto en 2003 y la mantequilla a un 88%.
Por si esto fuera poco, la estrategia de la Comisión, según Eduardo Baamonde, no ha sido la más adecuada ya que la oferta que ha hecho ha sido considerada como insuficiente y los Estados Unidos se han apresurado a decir que si la UE no se mueve ellos tampoco lo harán, responsabilizando así a Europa y denunciando a los cuatro vientos la falta de flexibilidad comunitaria.
Por otro lado, se ha producido una declaración conjunta que han firmado 10 países de África Occidental (Burkina Faso, Benín, Costa de Marfil, Gambia, Guinea Conakry, Guinea Bissau, Mali, Níger, Senegal y Togo), 4 de Asia (Japón, India, Indonesia y Corea), los 25 de la UE y Suiza, Noruega e Islandia, 6 organizaciones canadienses y la NFU de los Estados Unidos.
A continuación se resumen los elementos más importantes de la declaración:
· Hay que tener en cuenta que en la actualidad el comercio mundial de productos agrarios se limita al sólo el 10% de la producción y está concentrado en grandes empresas, a menudo multinacionales que están ubicadas fundamentalmente en los países más desarrollados,
· El desarrollo de la agricultura en los países menos avanzados pasa por su desarrollo rural, la soberanía en su abastecimiento alimentario, el acceso a la tierra y otros recursos productivos como el agua, las semillas la tecnología, el capital,
· Las reglas del comercio agrario deben ser un reflejo de las demandas de los ciudadanos, que van mucho más allá de consideraciones puramente comerciales,
· Así, las cuestiones no comerciales deben ser correctamente reflejadas en las modalidades de aplicación del futuro acuerdo en la OMC,
· Se deberán tener en cuenta las especificidades de los países en vías de desarrollo y los menos avanzados,
· Las reglas de mercado deben promover el derecho a la soberanía alimentaria, la estabilidad de la producción y de los precios de los productos agrarios,
· En consecuencia, los niveles de los aranceles deben tener en cuenta las especificidades de los productos en cada país y tener la capacidad para identificar los productos que consideren más sensibles,
· El recorte lineal de los aranceles es por tanto inaceptable y es necesario contemplar una cierta flexibilidad en la fórmula prevista para la reducción arancelaria,
· Deben considerarse mecanismos de salvaguardia, tanto para los países desarrollados como para los menos avanzados,
· Las reglas de la OMC no deben perjudicar el acceso preferencial que tienen las exportaciones de los países menos avanzados a los países desarrollados,
· Debe ponerse en marcha un mecanismo eficaz que controle y elimine progresivamente cualquier medida de apoyo a las exportaciones a los países en vías de desarrollo,
· la ayuda alimentaria debe limitarse a situaciones de emergencia y necesidades humanitarias y eliminar aquellas otras que distorsionan los flujos normales,
· las medidas que se impongan derivadas de las normas fitosanitarias deberán tener base científica y no ser un instrumento que suponga una barrera no arancelaria.
CCAE