Para mantenerse sano, nada como tener un sistema inmune sólido, resistente, capaz de repeler las agresiones. Y para ello son necesarias diversas etapas en un mismo proceso.
La dieta ideal para reforzar el sistema inmunitario no es muy diferente de la dieta óptima en general. Si nos faltan las vitaminas A, B1, B2, B6, B12 C y E, nuestro cuerpo se resentirá. La inmunidad también será débil si nos faltan minerales como el hierro, zinc, magnesio y selenio. Tengamos una dieta con vitamina C en buenas dosis, antioxidantes, probióticos… Alimentémonos de alimentos frescos, más vegetales, biológicos, vitales, artesanos, locales… Sólo con eso, ya tendremos un sistema inmunitario muy resistente. Incluyamos siempre en nuestra alimentación alimentos como la sandía, la zanahoria, ensaladas muy variadas con todo tipo de verduras de temporada y semillas, muchas bayas de todo tipo… Nada de azúcar blanca, ni grasas nitrogenadas, ni de productos refinados, ni platos preopinados
Las hierbas medicinales también nos ayudarán a mantenernos en buen estado de salud y con un sistema inmunitario capaz de resistir lo que a otros les afectará en buena manera. Tengamos a mano siempre infusiones de: uña de gato, equinacea, jengibre, extracto de semillas de pomelo… Tengamos estas hierbas medicinales disponibles sea en el formato que sea. Cuando se acercan fechas comprometidas, prevenir es un tesoro. Las hierbas citadas darán consistencia a nuestro sistema inmune. El ajo es fabuloso para fortalecer nuestras defensas. Si nos desagrada su sabor, siempre podemos consumirlo en perlas… Y si nos constipamos, por ejemplo, tomemos cantidades notables de sopa de tomillo, o en infusión. Es un poderoso antiséptico (además de tener muchas otras virtudes medicinales). A su tiempo, hará desaparecer de nuestro organismo virus y bacterias dañinas.
Para mantenerse sano, joven, fuerte, sólido, es preciso hacer ejercicio. La vida sedentaria nos enferma. Hagamos ejercicio aérobico, el más reconstituyente. Correr, nadas, caminar, pasear en bicicleta… Se trata de que el ritmo cardíaco alcance un 80% de su potencia, durante, al menos, unos 20 minutos, pero sin forzarlo más de lo necesario. Este tipo de ejercicios fomentan la salud, reducen los niveles de colesterol, reduce también el ritmo del pulso y la tensión, estimula las funciones cerebrales, corrige disfunciones vasculares… También es preciso comer adecuadamente, tomarse el tiempo necesario, facilitar la digestión, hacerlo en compañía. No se estrese, no se disguste, no ponga a cien… Todo eso debilitará su salud.
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