Los productos de temporada como la sandía o el melón, que por los menores costes de transporte y almacenaje deberían ser más baratos, disparan su precio al ciudadano (hasta casi el 1.000% en el caso de la sandía) mientras los agricultores reciben una remuneración que apenas les permite cubrir los costes de producción. De hecho, según un estudio de COAG, la ratio entre los precios percibidos y los pagados por agricultores y ganaderos presenta una preocupante tendencia a la baja, pasando por uno de los peores momentos de los últimos veinte años. En palabras de Miguel López: “Estamos viviendo una autoexplotación de nuestras familias, aguantando una situación de crisis estructural por no perder un patrimonio que hemos tardado años en conseguir. Pero el momento es tan delicado que nos tememos una quiebra en el sistema productivo”.
El secretario general de COAG ha explicado que la guerra comercial ha provocado que hasta ahora se contengan los márgenes comerciales, a pesar de que los precios en origen estaban hundidos, pero la llegada del calor ha hecho que los precios en destino vuelvan a crecer, en algunos casos de forma desorbitada, como ocurre con la sandía. “Están destrozando los productos de temporada para hacer caja”, ha añadido López.
Por su parte, el presidente de la Unión de Consumidores de Andalucía, Juan Moreno, ha declarado que “no estamos dispuestos a que la alimentación sea objeto de especulación”. Moreno ha puesto de manifiesto el brutal incremento que sufren los precios desde el campo a la mesa: “Si permitimos que toda la cadena especulativa meta la mano en la renta agraria y en el bolsillo del consumidor, algo tan básico como una ensalada se incrementa en un 600%”. Por eso, ha añadido, “el clamor de la sociedad civil es que alguien ponga freno a la especulación”.
En ese sentido, Miguel López ha denunciado que “están despreciando nuestras producciones y nuestros empleos, y las instituciones nos vuelven la espalda. Hacen falta medidas urgentes, porque el mercado no regula, sino que especula, y la alimentación no puede ser prisionera de ese juego”. Igualmente, ha recordado cómo hay países europeos que han convertido ciertos sectores productivos en estratégicos. “Es el caso del azúcar o el cereal. ¿Por qué no hacemos lo mismo en España con los tomates, los pimientos, el aceite, el vino y todos los demás cultivos mediterráneos?”.
López también ha explicado que la presidencia española de la UE ha sido “una oportunidad perdida” y que ha sido “decepcionante”, a pesar de que la agricultura se mencione como un sector estratégico: “Ya no estamos para pronunciamientos políticos, sino para que se publiquen normas. Necesitamos unos precios que conformen rentas dignas. Si no, está en riesgo el sistema productivo, y entraremos en dependencia exterior en algo tan serio como la alimentación”. En ese sentido, ha reclamado que el sector agrario tenga un carácter excepcional en cuanto a las normas de competencia, para poder hablar de precios mínimos sin ser sancionados. Asimismo, López ha explicado que “es necesario contar con interprofesionales fuertes, con capacidad de negociación colectiva, en las que todos, también los consumidores, podamos sentarnos”.
COAG