CON POCO GASTO LOS PESCADORES DE CABO VERDE PESCAN MUCHO – AGRICULTURA Y PESCA

Hace años los pescadores de las islas de Cabo Verde, en la costa occidental de África, veían frustrados pasar por su zona grandes peces pelágicos, como atunes y caballas, que no caían en sus redes. Ahora, un proyecto coordinado por la FAO, en marcha desde hace un año, ha instalado 17 dispositivos para la agregación de peces (DAP) que consisten en instrumentos simples y económicos suspendidos en el agua y anclados en el fondo del mar, que atraen a estas valiosas especies de modo que los pescadores saben exactamente dónde lanzar las cuerdas. Los resultados han sido muy positivos.

«En la temporada alta, un grupo de cinco embarcaciones solía pescar entre 200 y 300 kilos semanales -dice Jean Gallene, experto de la FAO en pesca- pero en un sitio donde se instaló el DAP, la pesca ascendió a 7 000 kilos». El incremento de la pesca total varía según el tipo de embarcación y de especie que se saque, pero en Cabo Verde la pesca se duplicó con creces en más de la mitad de los sitios equipados con este dispositivo.

Los DAP constan de una cuerda metálica suspendida en el agua, anclada con un lastre al fondo del mar y sostenida con una boya en la superficie. Unos lienzos de materiales tipo red, sujetos a la cuerda, capturan el ubicuo fitoplancton que pasa flotando. Al saturarse las fibras de estos organismos, peces pequeños se acercan a alimentarse del plancton y otros más grandes de los más pequeños. Aproximando sus embarcaciones, los pescadores aseguran una pesca mucho más abundante.

Si bien ya estaba documentada la eficacia de estos dispositivos, su costo de dos mil dólares EE UU o más era prohibitivo en el mundo en desarrollo. La FAO encontró una forma de elaborar un producto parecido a un costo muy inferior, con materiales producidos localmente. Por ejemplo, los lastres pueden ser llantas rellenas de cemento, se utilizan pequeños tanques vacíos de gas como boyas y flotadores, y con costales de desecho de cereales se elaboran redes perfectas para el plancton. También los eslabones giratorios y el resto de la ferretería necesaria se producen localmente. El costo final es de unos 140 dólares EE UU por un dispositivo que baja alrededor de 80 metros al fondo del mar.

«El precio de un DAP es tan económico que la mayor parte de las comunidades de pescadores lo pueden amortizar máximo en un mes, a veces en una semana», afirma Gallene. En efecto, algunos pescadores están tan entusiasmados con los DAP que han comenzado a recaudar pequeñas contribuciones para costear más dispositivos. Los nuevos DAP creados por la FAO además son más pequeños y ligeros, lo que facilita a los pescadores sacar las cuerdas cada seis a ocho meses para darles mantenimiento, y cada dos años para reemplazar los dispositivos.

Los técnicos tardan de una semana a diez días para elaborar un DAP, tiempo durante el cual enseñan a los pescadores a utilizarlos. «Es importante que los pescadores participen en la construcción y mantenimiento del dispositivo», dice Gallene, ya que su participación además garantiza su sostenibilidad y buenos resultados. También colaboran en la elección del sitio de instalación de los dispositivos. Dos o tres pescadores locales suelen acompañar al técnico de la FAO para indicar los sitios que prefieren para pescar. El técnico a continuación confirma la profundidad para asegurar que quede comprendida en el alcance ideal de la zona, que debe ser de 25 a 80 metros.

El DAP pronto surte efecto, de dos semanas a un mes, en cuanto se acumula el plancton. En la isla de Maio, de Cabo Verde, por ejemplo, los pequeños pescadores informaron de una pesca abundante de atún y otras especies apenas dos semanas después de haberse instalado los dispositivos. En un periodo de 14 días, cinco canoas pequeñas descargaron un total de 1 600 kilos de atún de aleta amarilla, carites, dorados y macarelas, con un valor de alrededor de 3 200 dólares EE UU, pesca inaudita prácticamente en los años anteriores. Esto se traduce en incrementos sustanciales de los ingresos de los pescadores locales.

Los DAP además tienen otras ventajas, una vez instalados los pescadores conocen su ubicación y las autoridades pueden ayudar en la navegación. Las embarcaciones que tuvieran problemas mecánicos pueden remar hasta esa zona, con la seguridad de que pasarán por ahí otras embarcaciones. También se está dotando a algunos dispositivos de reflectores de radar, lo que facilitará mucho a las embarcaciones de rescate encontrarlos.

Si bien la eficacia de los DAP podría crear problemas de exceso de pesca cuando esta actividad se ejerce en forma intensiva e industrial, «no es motivo de preocupación debido a que en Cabo Verde se practica la pesca en pequeña escala», explica Joël Prado, oficial del Servicio de Tecnología Pesquera de la FAO.

El proyecto de Cabo Verde recibió apoyo financiero del Gobierno de Holanda, y asesoría técnica del Instituto Nacional para el Fomento de la Pesca de Cabo Verde.

FAO

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