Nota de WWF/Adena y SEO/BirdLife
De acuerdo con las organizaciones ecologistas, las propuestas presentadas por la Comisión Europea en 2003 incluyen oportunidades interesantes para que los Estados miembros reorienten las subvenciones al olivar en favor de los olivares menos intensivos y medioambientalmente más valiosos. Se introduciría un Pago por Olivar (aproximadamente el 40% del presupuesto total) para favorecer a los olivares con valor medioambiental y social. El restante 60% se incluiría en el Pago Único por Explotación, una ayuda fija que, de este modo, dejaría de subvencionar la intensificación al ser independiente de la producción.
No obstante, también se prevé que el nuevo Pago Único se abone basándose en las subvenciones recibidas hasta ahora por cada explotación. Esto significa que el propietario de un olivar de regadío altamente intensivo continuará recibiendo subvenciones muy elevadas en el futuro, únicamente por haberlas recibido anteriormente, e incluso aunque su explotación sea perfectamente rentable sin la subvención.
WWF/Adena asegura que: «dado lo limitado de los fondos que se asignan en la UE para apoyar sistemas de agricultura que benefician a la naturaleza, es escandaloso que se destinen 1.430 millones a explotaciones intensivas». Por otro lado, SEO/BirdLife afirma que «sin mayor financiación para las prácticas agrícolas compatibles con la biodiversidad, la agricultura sostenible seguirá siendo una utopía. Desde la última reforma de la Política Agrícola Común (PAC), los Estados miembros pueden –y deberían hacerlo– transferir más del 5% acordado hacia un desarrollo rural que beneficie a nuestro campo y nuestra fauna silvestre».
SEO/BirdLife y WWF/Adena instan a los gobiernos nacionales a que hagan uso de la opción incluida en el reglamento del Pago Único por Explotación, según la cual pueden decidir pagar a los agricultores una ayuda lineal por hectárea en lugar de congelar un esquema de subvenciones totalmente injusto basado en la producción. Esta opción desplazaría las ayudas de la PAC en favor de la agricultura tradicional de baja intensidad.
Hasta ahora, las políticas olivareras de la UE han llevado al sector por el camino equivocado. Casi todo el presupuesto del régimen olivarero de la PAC (alrededor de 2.384 millones) se ha dedicado a subvenciones dirigidas a los cultivos olivareros más productivos y rentables. Mientras que el dinero de los contribuyentes se ha destinado mayoritariamente a estos cultivos intensivos de regadío, los olivares tradicionales de baja intensidad, que tienden a ser los más valiosos para la fauna silvestre, se han enfrentado a enormes dificultades para sobrevivir.
Un anterior informe emitido por WWF/Adena y SEO/BirdLife en 2001 («Las políticas comunitarias del olivar, insostenibles en todos los aspectos») revelaba importantes problemas medioambientales provocados por el cultivo intensivo del olivar: degradación de los suelos, casos graves de escasez de agua debidos a los regadíos y destrucción de hábitats naturales y olivares de gran antigüedad en amplias zonas del Mediterráneo, entre ellas Creta, Puglia y Andalucía.
WWF/ADENA SEO/BirdLife