El futuro de la agricultura familiar en Europa estará, a partir de hoy, en el centro de los debates de la Cumbre Interministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que se celebrará en Doha, la capital de Qatar, hasta el próximo martes, día 13. Una reunión que retoma las negociaciones en el punto en que estaban en la fracasada Cumbre de Seattle de finales de 1999, y en cuya agenda vuelven a figurar de forma destacada las posturas encontradas sobre las ayudas a la agricultura.
La trascendencia de la Cumbre de Doha justifica la invitación a participar en los debates como observadores a diversas organizaciones de los sectores afectados, que en el caso de la agricultura familiar europea incluyen a la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), cuyo Secretario General, Fernando Moraleda, asistirá a partir de mañana a las reuniones de Doha.
El Secretario General de UPA defenderá los planteamientos de la Organización, cuyo objetivo final es evitar que se imponga un modelo de agricultura basado exclusivamente en el funcionamiento del mercado, porque sin las ayudas de la Política Agraria Común (PAC), la agricultura familiar en Europa terminará desapareciendo a corto plazo.
En tal sentido, UPA considera que las negociaciones sobre agricultura en la próxima ronda de la OMC deben respetar los siguientes principios esenciales:
o Es prioritario que el comercio agrario se lleve a cabo sobre la base de reglas claramente establecidas y mutuamente respetadas. No puede aceptarse la falta de coherencia de algunas posiciones que exigen a los demás lo que no cumplen en sus ámbitos de competencia.
o La defensa de la agricultura multifuncional es una prioridad esencial que responde a las expectativas y preocupaciones de los ciudadanos europeos, de los consumidores y de los propios agricultores.
o La Unión Europea es el mayor importador de bienes alimenticios y agrícolas de todo el planeta y el segundo mayor exportador. La contribución de los agricultores europeos a la estabilización de los mercados mundiales ha sido muy importante y no es posible exigir nuevas concesiones.
o Es prioritario garantizar la provisión de alimentos sanos y de calidad, producidos con métodos sostenibles, contribuir a la viabilidad económica y al empleo en las regiones rurales y promover y preservar el medio ambiente.
o Se debe reconocer a escala internacional la seguridad alimentaria, las normas sanitarias y fitosanitarias de la Unión Europea y los controles derivados que garantizan tanto la seguridad como la confianza de los consumidores. Las importaciones deben someterse a normas y controles equivalentes. Las normas vinculantes de bienestar social, los condicionantes medioambientales y el bienestar animal aplicados en la UE son más estrictos de los aplicados por el resto de los países, lo que dificulta la competencia comercial de los agricultores europeos.
o Las consideraciones no comerciales deben formar parte integrante del proceso de negociación. También es esencial velar por la protección de las indicaciones geográficas de ciertos productos agrícolas.
o La agricultura debe tratarse como un conjunto. No se trata de asistir a un regateo de partes de un acuerdo sobre la agricultura a cambio de ventajas en otros sectores económicos.
o Los agricultores europeos, a través de sus organizaciones representativas, deben ser consultados a lo largo de todo el proceso de negociación.
Desde UPA se plantea, finalmente, la necesidad de mantener una actitud vigilante ante unas negociaciones que pueden suponer una nueva agresión para las pequeñas y medianas economías agrarias europeas. El futuro de muchos agricultores y ganaderos de nuestro país puede verse seriamente amenazado y es necesario reaccionar de forma decidida y sin fisuras para conseguir que los grandes intereses comerciales no acaben destruyendo el futuro de las mujeres y los hombres de nuestro sector agrario.
UPA